Saturday, August 27, 2005

¡No, otro maldito post amoroso!

En lo que respecta a las mujeres, no soy muy diferente a los demás hombres. Vale decir, no soy original en mis pretensiones y, si bien guardo ciertos fetiches u obsesiones para mí, no tengo demasiado que ocultar. Me gustan mis mujeres delicadas pero decididas, sofisticadas pero con capacidad de disfrute, ágiles pero con el timming suficiente como para detenerse a peder conmigo un rato. Esta breve descripción no me acerca al común de los hombres, como anuncié, pero la verdad es que tampoco soy excluyente: soy un buen carnívoro y tengo debilidad por los pechos y las nalgas como cualquier hijo de vecino.
El balance es entonces un tanto contradictorio; me gusta la sutileza y también la explicitud, pero sazonadas en muestras equivalentes. Cuando tengo mucha carne anhelo la fragiliadad y cuando abunda la sofisticación ruego por la sexualidad desenfrenada. Y ahí es donde, creo, me diferencio un poco de la media masculina: tengo un complejo de falta, un tanto de histeria, que se asemejan a lo femenino (y con esto no implico nada) y eso desemboca en dar vueltas y ser inconformista y hablar más de lo que debería. En pocas palabras, no sé apreciar lo que tengo, nada es suficiente.
Algunas son demasiado flacas y delicadas, ergo, no me despiertan apetito sexual.
Otras, que una vez fueron nenas, quieren demostrar que son ahora mujeres, ergo, extraño a la nena.
Otras son serpientes venenosas que, si bien tentadoras, son letales y aprendí de la experiencia.
Otras son fogosas y exhuberantes, pero en esa combinación siento una vulgaridad disimulada que me aleja.
Las entregadas me desmotivan, las histéricas me dan rechazo, a las indiferentes les pago con la misma moneda.
Y después están las complicadas, mi especialidad, que sea por sus inseguridades, sea por su entorno, sea por su ideal, hacen que uno las desee al mismo tiempo que desearía no desarlas en absoluto. Pero no... basta una llamada a último momento, cuando uno se iba a rendir, para que el deseo vuelva, renovado, intenso, insaciable. La recompensa nunca basta; siempre nos pagan con billetes falsos. Tienen esa fabulosa capacidad de generar más ansias a medida que sacian las ya existentes y uno se enreda en sus perfumes y en bufandas de plumas y... zas... se acabó la función.
"Es un asunto muy triste, abrí mi corazón tantas veces ya... "
Hay que hacerse cargo de lo que uno desea. A fin de cuentas, el deseo es propio y algo de elección hay.
Alegría, comensales.

3 Comments:

Blogger Tina said...

Ja! Me parece o esto es consecuencia del post disparador de RH negativo? :)

Yo también me inspiré en eso para un post pero que hoy no tenia ganas de escribir.

Besote y buen finde querido. ;)

12:42 AM  
Blogger Cadmo von Marble said...

No, este venía en mi cabeza de antes. Desde ayer a la noche, de hecho. Pero reconozco la influencia igual.

6:34 AM  
Blogger Tina said...

Buen post igual haya nacido a causa de RH o a causa de su inspiración.

Saluditos

3:11 PM  

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