Michel
Ella me miró con incredulidad y yo, que no quitaba mis ojos de la avenida y del volante del auto, le repetí la frase, para que supiera que yo hablaba en serio.
- Es mentira que siempre se tiene ganas de coger. Yo a veces estoy concentrado en un pensamiento y, si me incitaran, diría que no estoy interesado - dije, enfáticamente - Odio la idea de que a los hombres basta tocarlos un poco para tenerlo alzados y disponibles para el sexo.
Ella rió y contraatacó con velocidad.
- No sólo los hombres, todos - respondió - todo el mundo piensa en sexo 24 horas por día.
Yo estaba escandalizado, pero su punto era interesante y sincero. La sexualidad es una preocupación humana básica y, tal vez, uno de los aspectos más decuidados de la vida moderna.
En casa, confronté la situación con Houellebecq, quien siempre tiene algo para decir al respecto.
Y dijo:
- Lo que los occidentales ya no saben hacer es precisamente eso: ofrecer su cuerpo como objeto agradable, dar placer de manera gratuita. Han perdido por completo el sentido de la entrega. Por mucho que se esfuercen, no consiguen que el sexo sea algo natural. No sólo se avergüenzan de su propio cuerpo, que no está a la altura de las exigencias del porno, sino que, por los mismos motivos, no sienten la menor atracción hacia el cuerpo de los demás. Es imposible hacer el amor sin un cierto abandono, sin la aceptación, al menos temporal, de un cierto estado de dependencia y de debilidad. La exaltación sentimental y la obsesión sexual tienen el mismo origen, las dos proceden del olvido parcial de uno mismo; no es un terreno en el que podamos realizarnos sin perdernos. Nos hemos vuelto fríos, racionales, extremadamente conscientes de nuestra existencia individual y de nuestros derechos; ante todo, queremos evitar la alienación y la dependencia; para colmo estamos obsesionados con la salúd y la higiene: ésas no son condiciones ideales para hacer el amor.
Me quedé en silencio, pensando sobre el sentido global de sus palabras. Iba a acotar algo, probablemente alabando la claridad de su línea de razonamiento, pero en ése momento Michel se levantó, dio una pitada veloz a su puro cubano y, saludando con un gesto casi militar, detrás de su camisa de flores, se marchó.
Qué agradable es hablar con Michel cuando no está excesivamente cáustico.
4 Comments:
vivirás de esto
y bien!
cuanto te juegas!
Este posteo funciona como un díptico con el anterior. Giran en torno a dos cosas: la sexualidad y la ambigüedad sobre la figura del escritor reconocido. Más allá de que esto suena a catálogo de exposición de arte, es verdad.
Cuantas cosas de ud en él!
Cuantas cosas de él en ud.
este maravilloso michel con
el apellido de su abuela...
que bien me lo hace pasar!
tú tambien.
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