Preludios y nocturnos
Días extraños se reflejan en pequeños eventos que la mente no siempre capta. Breves ráfagas de conciencia que no logran ser completamente digeridas y permanecen allí, flotando entre ideas mucho más concretas y acciones tangibles. Imágenes que no admiten clasificación certera y cuyo origen no es del todo claro. Imaginación y realidad se mezclan, alentadas por el calor agobiante de un verano abrumador y, a la vez, poco memorable. Miren atentamente, están allí.
Un auto prendido fuego, las llamas consumiendo toda su parte delantera, en medio de una estación de servicio. Tres hombres uniformados combatiendo al incendio ante la mirada atenta e incrédula de unos pocos testigos involuntarios, yo entre ellos.
Otro automóvil atravesado en la mitad de una calle de barrio, la máquina y su dueño completamente ajenos a la zona residencial en la que están varados. Me detengo y bajo de mi vehículo y me incorporo al joven, lo ayudo a empujar al bólido al costado de la calle y juntos compartimos un momento de absoluta intimidad, basada en el derroche de energía de nuestros cuerpos. "Gracias, loquito", me dice, "suerte", le respondo, y volvemos a nuestras vidas en las que es improbable que volvamos a tener una buena excusa para tener diálogo.
En una tarde en la que no hago exactamente nada sueño que no haga exactamente nada. O, peor aún, sueño con alarmante detalle una de esas noches de fin de semana en las que acabo en una fiesta donde nadie me interesa, nada me motiva y estoy demasiado borracho como para seguir bebiendo. Entablo diálogo con una niñas de poca estatura y busco desesperadamente una botella de agua, pero en toda esa fiesta ficticia no la hallo. Antiguos amigos pasan sin saludarme y, ante mi reproche, recibo saludos tibios. Veo demasiados más pelos largos de los que estoy dispuesto a aceptar. Me despierto con sabor amargo y absolutamente muerto de sed.
Otro sueño, viajo temporalmente a varios meses atrás, tal vez un año. Pero un año modificado, me muevo en Enero como si fuera Julio. Barcelona es ya un espacio familiar y manejable, donde me cuesta trabajo perderme. Estoy acompañado, sí, y conozco esa sonrisa, y conozco esos chistes, esa camiseta, esa mirada. Pienso que en Enero nada de eso podría haber existido (al menos hasta Marzo), pero luego entiendo que si eso ocurre en Enero aún tenemos por delante siete meses y mi cerebro está jugando juegos y lo entiendo por querer pensar cosas bonitas pero a fin de cuentas sólo se trata del paso del tiempo y nuestra imposibilidad de entender cómo algo que parece haber ocurrido ayer ocurrió hace un lapso de tiempo demasiado extenso como que el recuerdo sea nítido.
Y estas tormentas de verano lo borran todo. Lo que parecía bello se vuelve opaco y lo que quedaba eliminado bajo el filtro de nuestros prejuicios es ahora deseable. Hay viajes por hacer, llamadas por tomar, declaraciones que realizar, olvidos por perpetrar y acciones urgentes que ya no pueden esperar.
Todos esos pequeños momentos en los que elegiste ir contra la corriente o actuar contra tus propias certezas te han convertido en lo que eres y no se equivocan ellos que creen que eres fuerte y osado. Sólo falta que te convenzas a tí mismo, mientras el mundo se derrumba y las palabras desaparecen, como monedas escasas de un imperio olvidado.
Un auto prendido fuego, las llamas consumiendo toda su parte delantera, en medio de una estación de servicio. Tres hombres uniformados combatiendo al incendio ante la mirada atenta e incrédula de unos pocos testigos involuntarios, yo entre ellos.
Otro automóvil atravesado en la mitad de una calle de barrio, la máquina y su dueño completamente ajenos a la zona residencial en la que están varados. Me detengo y bajo de mi vehículo y me incorporo al joven, lo ayudo a empujar al bólido al costado de la calle y juntos compartimos un momento de absoluta intimidad, basada en el derroche de energía de nuestros cuerpos. "Gracias, loquito", me dice, "suerte", le respondo, y volvemos a nuestras vidas en las que es improbable que volvamos a tener una buena excusa para tener diálogo.
En una tarde en la que no hago exactamente nada sueño que no haga exactamente nada. O, peor aún, sueño con alarmante detalle una de esas noches de fin de semana en las que acabo en una fiesta donde nadie me interesa, nada me motiva y estoy demasiado borracho como para seguir bebiendo. Entablo diálogo con una niñas de poca estatura y busco desesperadamente una botella de agua, pero en toda esa fiesta ficticia no la hallo. Antiguos amigos pasan sin saludarme y, ante mi reproche, recibo saludos tibios. Veo demasiados más pelos largos de los que estoy dispuesto a aceptar. Me despierto con sabor amargo y absolutamente muerto de sed.
Otro sueño, viajo temporalmente a varios meses atrás, tal vez un año. Pero un año modificado, me muevo en Enero como si fuera Julio. Barcelona es ya un espacio familiar y manejable, donde me cuesta trabajo perderme. Estoy acompañado, sí, y conozco esa sonrisa, y conozco esos chistes, esa camiseta, esa mirada. Pienso que en Enero nada de eso podría haber existido (al menos hasta Marzo), pero luego entiendo que si eso ocurre en Enero aún tenemos por delante siete meses y mi cerebro está jugando juegos y lo entiendo por querer pensar cosas bonitas pero a fin de cuentas sólo se trata del paso del tiempo y nuestra imposibilidad de entender cómo algo que parece haber ocurrido ayer ocurrió hace un lapso de tiempo demasiado extenso como que el recuerdo sea nítido.
Y estas tormentas de verano lo borran todo. Lo que parecía bello se vuelve opaco y lo que quedaba eliminado bajo el filtro de nuestros prejuicios es ahora deseable. Hay viajes por hacer, llamadas por tomar, declaraciones que realizar, olvidos por perpetrar y acciones urgentes que ya no pueden esperar.
Todos esos pequeños momentos en los que elegiste ir contra la corriente o actuar contra tus propias certezas te han convertido en lo que eres y no se equivocan ellos que creen que eres fuerte y osado. Sólo falta que te convenzas a tí mismo, mientras el mundo se derrumba y las palabras desaparecen, como monedas escasas de un imperio olvidado.
1 Comments:
no eres de facil lectura,no
percepciones,vivencias,sensaciones,sueños que vas vomitando.
desde aqui al otro lado de la pantalla incluso del mundo,te estamos esperando...
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