Sunday, December 11, 2005

El campo

Siete días en un campo. Siete días prácticamente rodeado de hombres. Siete días a base de tierra, viento, suciedad, Naturaleza, olores rurales, cámaras y trípodes. Siete días de machismo, fútbol, calentura sexual acumulada y colectiva y de excesos. Siete días de muchos excesos.
El mismo pantalón, el mismo abrigo deportivo, la misma zapatillas.
El desparpajo, el relajo, comer lo que se encuentra, no peinarse jamás.
Alcohol, alcohol, marihuana, alcohol. Asado. Alcohol.
Quemar neumáticos, asustar a las vacas, hacerse el guacho con el toro (el verdadero).
Los insectos, los amigos, los perros, los caminos, las horas, los libros.
¿Quiere decir algo esto? ¿Las mañanas con Bakunin, con Nieszche, con Foucault? ¿Las tardes con Schopenhauer, con Kierkegaard, con Adorno?
No me importa si te importa. Me cago en los putos comentarios malintencionados que me dejan.
Este es mi espacio y hago con él lo que quiero.
Ahora me voy, a ver si consigo un poco de satisfacción barata, sucia, impersonal. De esas que después te dan asco, culpa y repulsión. A ver si así lavo un poco todo ese sabor a campo, toda esa fuerza primitiva y pura en la que uno se enjuaga un poco, para luego volver a caer de vuelta en la mierda que nos envuelve cotidianamente.
Este no es un post pesimista.

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