U2 y yo
Si hay una banda que considero que decayó notablemente en la última década, esa es U2. Tanto musical como ideológicamente, cada vez me molestan más y es llamativo como sus últimos dos o tres discos son todos iguales, suenan igual de insípidos, son imposibles de distinguir unos de otros. Reconozco que alguna vez me gustaron mucho, sobre todo con discos como The Joshua Tree o Pop, última gema de la banda y tal vez su mejor composición.
Dicen que la banda viene en Marzo. No estaré en el país y de todos modos no pensaba verlos.
Pero ayer soñé con ellos. Fue un sueño real, tangible. Lógico.
Por alguna razón inexplicable, yo era el chofer de la banda en Buenos Aires. Hacía calor intenso, muy veraniego, y era el día de su concierto porteño. Es probable que el sueño explicara cómo había llegado yo a ser el encargado de transportarlos por la ciudad, pero no lo recuerdo. Recuerdo que manejaba una van blanca, larga, y que me sorprendía el hecho de que los músicos llegaran a la ciudad el mismo día del concierto. Debían empezar a tocar a las 21 horas en River.
Me sorprendía (en el sueño mismo) las libertades que yo me tomaba. Paradas imprevistas para saludar a amigos, para dialogar con amigas de mis hermanas (!!!!) o para hablar en plena calle con alguien. Nadie se quejaba. De hecho, el sueño se articuló como una serie de conversaciones extensas e íntimas con uno de los miembos del conjunto. Y aquí el gran dilema: no recuerdo si era Larry Mullen o Adam Clayton, pero su rostro no remitía a ninguno de los dos. Me inclino por el segundo. Sólo sé que ni Bono ni The Edge pronunciaban palabra, pero estaban ahí.
En una de las innumerables paradas inútiles de la van blanca (empezaba a atardecer, se acercaba el show, pero tanto ellos como yo inmutables), Adam me narraba una historia personal. Pero yo no estaba escuchando; sólo pensaba: "Otra vez me quedo afuera de un show por no comprar la entrada. Soy un miserable, estas inversiones valen la pena". Entonces, descaradamente, le rogaba a Adam: "Por favor, hacéme entrar gratis, sé que podés, sé que regalan entradas". Y Adam sonreía, a la par que me acercaba una entrada de esas amarillas de Ticketek, pero completamente vacía, sin información. Recuerdo la ola de adrenalina, pero la posterior desilusión. Yo le insistía, por favor, por favor... Finalmente Adam reflejaba la actitud tan pro Tercer Mundo de la banda y me decía: "Entrá a la página www.peaceandlove.U2.me y vas a encontrar un link donde podés conseguir entradas gratis."
El siguiente paso era llevarlos a su hotel y yo que pensaba "se me acaba el tiempo, tengo que dejarlos e ir a un cybercafé" y Adam que me seguía hablando, animadísimo, y ya eran las 19:30 y yo como loco. Los depositaba en el Hotel, que parecía una farmacia gigante, pero debía quedarme en una reunión de la banda con una organización ambiental para proteger la vegetación (típico de Bono). La líder de la organización era una ex compañera mía de la primaria, que me confesaba que ya tenía sus entradas gratuitas a través de la página de Internet que Adam me había pasado. Aparentemente, el link se llamaba "get your tickets for the concert for dodo, for FREE".
Desesperado, corría escaleras abajo, ya que el ascensor era muy lento. Por alguna razón, salía a las cercanías del Once y ni un sólo cybercafé, ni una computadora, y de repente eran las 20:30 y yo a las apuradas, sin entrada, saltaba al primer auto que pasaba y era la van blanca, manejada por otro. La banda me saludaba alegremente, maravillados por mi timming, pero ni uno tenía la gentileza de hacerme pasar al show. Hipócritas.
Desperté en el momento en que se decidía si finalmente podría ingresar al recital o no. Recuerdo visualizar la página de Internet pero no si lograba mi cometido.
Tanto escándalo por una banda que me resulta falsa, mediocre y en absoluto e innegable descenso.
Ni que fuera Depeche Mode, che.
Dicen que la banda viene en Marzo. No estaré en el país y de todos modos no pensaba verlos.
Pero ayer soñé con ellos. Fue un sueño real, tangible. Lógico.
Por alguna razón inexplicable, yo era el chofer de la banda en Buenos Aires. Hacía calor intenso, muy veraniego, y era el día de su concierto porteño. Es probable que el sueño explicara cómo había llegado yo a ser el encargado de transportarlos por la ciudad, pero no lo recuerdo. Recuerdo que manejaba una van blanca, larga, y que me sorprendía el hecho de que los músicos llegaran a la ciudad el mismo día del concierto. Debían empezar a tocar a las 21 horas en River.
Me sorprendía (en el sueño mismo) las libertades que yo me tomaba. Paradas imprevistas para saludar a amigos, para dialogar con amigas de mis hermanas (!!!!) o para hablar en plena calle con alguien. Nadie se quejaba. De hecho, el sueño se articuló como una serie de conversaciones extensas e íntimas con uno de los miembos del conjunto. Y aquí el gran dilema: no recuerdo si era Larry Mullen o Adam Clayton, pero su rostro no remitía a ninguno de los dos. Me inclino por el segundo. Sólo sé que ni Bono ni The Edge pronunciaban palabra, pero estaban ahí.
En una de las innumerables paradas inútiles de la van blanca (empezaba a atardecer, se acercaba el show, pero tanto ellos como yo inmutables), Adam me narraba una historia personal. Pero yo no estaba escuchando; sólo pensaba: "Otra vez me quedo afuera de un show por no comprar la entrada. Soy un miserable, estas inversiones valen la pena". Entonces, descaradamente, le rogaba a Adam: "Por favor, hacéme entrar gratis, sé que podés, sé que regalan entradas". Y Adam sonreía, a la par que me acercaba una entrada de esas amarillas de Ticketek, pero completamente vacía, sin información. Recuerdo la ola de adrenalina, pero la posterior desilusión. Yo le insistía, por favor, por favor... Finalmente Adam reflejaba la actitud tan pro Tercer Mundo de la banda y me decía: "Entrá a la página www.peaceandlove.U2.me y vas a encontrar un link donde podés conseguir entradas gratis."
El siguiente paso era llevarlos a su hotel y yo que pensaba "se me acaba el tiempo, tengo que dejarlos e ir a un cybercafé" y Adam que me seguía hablando, animadísimo, y ya eran las 19:30 y yo como loco. Los depositaba en el Hotel, que parecía una farmacia gigante, pero debía quedarme en una reunión de la banda con una organización ambiental para proteger la vegetación (típico de Bono). La líder de la organización era una ex compañera mía de la primaria, que me confesaba que ya tenía sus entradas gratuitas a través de la página de Internet que Adam me había pasado. Aparentemente, el link se llamaba "get your tickets for the concert for dodo, for FREE".
Desesperado, corría escaleras abajo, ya que el ascensor era muy lento. Por alguna razón, salía a las cercanías del Once y ni un sólo cybercafé, ni una computadora, y de repente eran las 20:30 y yo a las apuradas, sin entrada, saltaba al primer auto que pasaba y era la van blanca, manejada por otro. La banda me saludaba alegremente, maravillados por mi timming, pero ni uno tenía la gentileza de hacerme pasar al show. Hipócritas.
Desperté en el momento en que se decidía si finalmente podría ingresar al recital o no. Recuerdo visualizar la página de Internet pero no si lograba mi cometido.
Tanto escándalo por una banda que me resulta falsa, mediocre y en absoluto e innegable descenso.
Ni que fuera Depeche Mode, che.
2 Comments:
me enoja que nadie deje comments. Si el medidor de visitas sube considerablemente todos los días... ¿Nadie tiene que decir?
ja! bienvenido al club
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