Mision en Roma

Como no podia ser de otro modo, me enamore de Roma. Me ayudaron e incluso me incitaron a enamorarme de ella, pero ella solita hizo su parte. Y en mi segundo dia todo lo que tengo, que es nada, se lo di.
Pero cargo en mis espaldas con el peso de una mision, que empezo aun antes de llegar aqui. Empezo, a decir verdad, hace tres dias, en Siena. Se insinuo en Florencia, pero se concreto en Siena con un mail. Concreto, breve: visitar un bar (el cual no logre encontrar ya que los habitantes locales no me ayudaron) y una plaza donde beber cerveza (Poretti, Piazza del Centro), cosa que si hice (Moretti, la competencia, aunque la mision es valida). Cumpli, digamos.
Pero en Roma la cosa se complico. El jefe, con ordenes desde Espania, me envio un mail extensisimo, que consiste en al menos veinte lugares y treinta acciones diferentes. Considerando que tengo solo siete dias en Roma, la presion es alta. Pero el jefe me permite solo hacer una parte del total y eso me tranquilizo.
Ya empece a cumplir, pero no paro de sentirme ajeno aqui. Esta no es mi ciudad, es la ciudad de Ella (el Jefe) y no quiero faltarle el respeto. Quiero serle fiel a los deseos de mi superior y a la vez satisfacer los mios sin morir en el intento.
Pero el mail esta vez fue hermoso. Extenso, dedicado, carinioso, sincero, personal...
Para que negarlo, tengo al mejor jefe del mundo.
Y la mision, admitamos, es hasta ahora un exito.
Agente Cadmo, reportandose (como Alain Delon pero menos guapo) desde la Bella Roma.
Ciao, ragazzi.