Confirmado: me gusta que me boludeen
Como reza el título arriba, soy presa fácil para el boludeo. En algún punto de mi intrincada mente, disfruto con ser manipulado, subestimado, provocado y maltratado. ¿Por cualquiera? A no confundirse. Hablo sólo de mi desacertado gusto femenino. ¿Siempre? No, pero últimamente más que de costumbre.
Si mi goce fuese pleno, no habría problema. Ocurre que no, que no me gusta ni medio, que no me hago cargo de las estupidas elecciones que mi cerebro toma. Acontece que no me explico como un tipo que se aprecia tanto puede prestarse a tal juego histérico. Sucede que me siento en la crema de la edad y capaz de concretar cuanta aventura erótica que se me plazca con la dama de turno que más sea de mi agrado. Pero no. Elijo y elijo mal. Veamos por qué.
¿Quién puede soportar por más de un rato a una señorita con las siguientes características?
1) Pretensiones de artista, no sólo por los delirantes planteos intelectualosos y soberbios, sino porque pinta, escribe y filma. La ropa a tono, muy palermo hollywood, el corte de pelo idem. Muy nouvellevaguera, muy Godard, muy puaj.
2) El gusto por lo kitsch, por los colores chillones, por el diseño y por el garabato.
3) El capricho como estandarte, la espontaneidad estudiada como bandera, la imprevisibilidad como virtud autoimpuesta e inalienable y el respeto por individuos pretensiosos y excedidos. La falsa creencia de tener glamour y la necesidad de hacernoslo saber. La fascinación por objetos triviales, el ímpetu por descubrir obras maestras donde los demás vemos chatarra.
4) Un conjunto de amigos variopinto, extravagante (milimétricamente extravagante) e insano, seres de museo o de laboratorio.
5) Un gusto acentuado por convertir al deseo ajeno en un circo personal, por postergar esa llamada telefónica al mismo tiempo que se finge una naturalidad impostada y poco creíble.
6) Constantes referencias a la sexualidad, pero persistencia en evitarla. Un poco de contacto cada tanto y, cuando uno está seguro de que finalmente va a recibir su merecido, la negación, bajo un pretexto tonto, del estilo "sabés que está mi amiga en casa".
7) La costumbre de ver en uno a un "latin lover" traicionero y de interpretar cada gesto romántico que uno hace como "egoísta, sólo pensás en vos".
8) La inconveniente (para uno) y conveniente (para ella) manía de salir sin plata y pedir, exigiendo casi, que uno pague la cuenta. La contradictoria obsesión por ir a "tomar un cafecito" a los lugares más recónditos y caros, aún sabiendo que en su billetera sólo hay aire y fotos de antiguos novios.
9) La negación casi titánica de compartir conmigo una salida nocturna en días hábiles (Viernes y Sábados). Siempre hay una buena razón/excusa: "Estoy enferma", "estoy mareada", "ayer trabajé todo el día, con horas extras".
10) Imposibilidad de reconocer que posee al menos uno de los rasgos antes citados.
Me preguntarán entonces, si tanto no me gusta el boludeo, por qué me presto. La respuesta es sencilla, aunque compuesta: porque es hermosa, porque es encantadora, porque tiene estilo y gracia, porque me divierte, porque es inteligente, porque es sensual, porque ve en mí a un tipo elegante y refinado, porque respeta mis acciones y mis ideas y porque, conscientemente, tiene dominado ese difícil arte de dejarme ir de cacería cada fin de semana pero de tenerme atado con un deseo tan intenso que difícilmente pueda ser llenado por otra mujer.
Si mi goce fuese pleno, no habría problema. Ocurre que no, que no me gusta ni medio, que no me hago cargo de las estupidas elecciones que mi cerebro toma. Acontece que no me explico como un tipo que se aprecia tanto puede prestarse a tal juego histérico. Sucede que me siento en la crema de la edad y capaz de concretar cuanta aventura erótica que se me plazca con la dama de turno que más sea de mi agrado. Pero no. Elijo y elijo mal. Veamos por qué.
¿Quién puede soportar por más de un rato a una señorita con las siguientes características?
1) Pretensiones de artista, no sólo por los delirantes planteos intelectualosos y soberbios, sino porque pinta, escribe y filma. La ropa a tono, muy palermo hollywood, el corte de pelo idem. Muy nouvellevaguera, muy Godard, muy puaj.
2) El gusto por lo kitsch, por los colores chillones, por el diseño y por el garabato.
3) El capricho como estandarte, la espontaneidad estudiada como bandera, la imprevisibilidad como virtud autoimpuesta e inalienable y el respeto por individuos pretensiosos y excedidos. La falsa creencia de tener glamour y la necesidad de hacernoslo saber. La fascinación por objetos triviales, el ímpetu por descubrir obras maestras donde los demás vemos chatarra.
4) Un conjunto de amigos variopinto, extravagante (milimétricamente extravagante) e insano, seres de museo o de laboratorio.
5) Un gusto acentuado por convertir al deseo ajeno en un circo personal, por postergar esa llamada telefónica al mismo tiempo que se finge una naturalidad impostada y poco creíble.
6) Constantes referencias a la sexualidad, pero persistencia en evitarla. Un poco de contacto cada tanto y, cuando uno está seguro de que finalmente va a recibir su merecido, la negación, bajo un pretexto tonto, del estilo "sabés que está mi amiga en casa".
7) La costumbre de ver en uno a un "latin lover" traicionero y de interpretar cada gesto romántico que uno hace como "egoísta, sólo pensás en vos".
8) La inconveniente (para uno) y conveniente (para ella) manía de salir sin plata y pedir, exigiendo casi, que uno pague la cuenta. La contradictoria obsesión por ir a "tomar un cafecito" a los lugares más recónditos y caros, aún sabiendo que en su billetera sólo hay aire y fotos de antiguos novios.
9) La negación casi titánica de compartir conmigo una salida nocturna en días hábiles (Viernes y Sábados). Siempre hay una buena razón/excusa: "Estoy enferma", "estoy mareada", "ayer trabajé todo el día, con horas extras".
10) Imposibilidad de reconocer que posee al menos uno de los rasgos antes citados.
Me preguntarán entonces, si tanto no me gusta el boludeo, por qué me presto. La respuesta es sencilla, aunque compuesta: porque es hermosa, porque es encantadora, porque tiene estilo y gracia, porque me divierte, porque es inteligente, porque es sensual, porque ve en mí a un tipo elegante y refinado, porque respeta mis acciones y mis ideas y porque, conscientemente, tiene dominado ese difícil arte de dejarme ir de cacería cada fin de semana pero de tenerme atado con un deseo tan intenso que difícilmente pueda ser llenado por otra mujer.
12 Comments:
esa chica necesita una buena dosis de toro, a lo toro, taurinamente nomás. Sin tantos rodeos, a pura embestida toruna...y después me contás. ja!
Ah! Y lo de la billetera no tiene remedio, por lo menos para las cultoras del amor cortés, como me parece que es ésta.
A mí también me gusta ser un caballero a la antigua, pero mi capacidad económica mensual no es ilimitada. Y, por otra parte, con tanta revuelta feminista durante el siglo veinte y con tanto reclamo por la igualdad de derechos, uno espera a esta altura pagar todo a medias, ¿no?
Uy sicaria! no te dés con un palo...si sos simple, podés tener la belleza de lo simple y hay muchos hermosos chicos simples por ahí, te lo dice una complicada de mierda que siempre les rompe el corazón, pero siempre encuentra otro. No desesperes.
Y más en el ambiente de la música, yo tengo hermoso-chico-simpleymúsico (pero no lo presto).
Y vos mi querido, estimadísimo Toro...a las minas nos encanta que nos inviten que nos sorprendan. Pero las buenas, las que estamos interesadas en el caballero, no abusamos del varón. Que nos invite adónde él pueda (recitales gratis, teatro de $5, helado, etc), tampoco somos tan perras. Si lo que nos gusta es el muchacho y no su billetera.
Pensálo, ahora si vos querés status por estar con ella, probablemente ella quiera otra cosa por estar con vos (además está lo del interés sexual), pero parece que ninguno tiene interés en el otro verdaderamente.
Muchachas: las leo con atención. Pero aclaro: yo no estoy con ella por status, eso sería una tontería. Estoy con ella porque responde exactamente a lo que busco, lo cual paradójicamente me hace mal. De ahí el título del post. Pero si pudiera estar con alguien más simple e igual de encantadora, agarraría viaje sin dudarlo.
Yo hago cine, mi querida Sicaria, y tampoco soy un artista. Y estoy orgulloso de eso.
Lo cierto, estimadas, es que estoy abierto a propuestas. Me sentaría bien un cambio.
Torito: me parece que sos un señor como la gente, preguntáte si "exactamente lo que busco" es una loca de mierda que quiere fundirte económicamente en vez de refundirse en tus abrazos....digo.
Y de última, puntuála. Ponéle los puntos...a ver qué hace
De última...sabés la cantidad de locas con ínfulas "cool de Palermo" que hay?
Se hace lo que se puede, queridísima. Ante la falta de opciones interesantes, me quedo con ella. Supongo que les habrá pasado. Pero nuevamente, me animo a propuestas e invitaciones. Pondría una foto de mi atlética compostura, pero La Caverna del Toro es un blog anti-imágenes, sólo reina la palabra. O como dice la chica en cuestión, "después de la última palabra viene el gran alarido."
Guau! Ahí es "EL" momento para que le apliques el garrotazo y la lleves arrastrando hasta tu cueva.
Mirá, te lo digo yo que soy el epítome de la superada: de vez en cuando una llevada de los pelos a la cueva nos hace acordar quién es el hombre c.r.jo!(no voy a poner puteadas en tu blog)
Ahora más seria, te digo una cosa: que no te coma el coco, las personas también somos capaces de mejorar, y andá a saber de qué historias viene esta muchacha, por qué quedó así. Un poco de piedad (y garrote) es una buena mezcla.
Como sea...mis mejores deseos.
Qué alegría, tantas miradas tan interesantes.
Hoy expuse todos mis puntos de vista ante la susodicha y sigue interpretando mis acciones como "amenazas", dice no creerme en nada, se pone a la defensiva y repite la frase "no me hago cargo".
Se viene un gran patadón y no afectivo.
Atención al nuevo post, viene relacionado.
P.D.: ¡Oh, Layo, el hermoso, cuánto valoro tu opinión, con qué atención leo tus sabias palabras que guían a Troya!
Muy, muy divertido, envidiablemente bien escrito, tanto el post como el pequeño debate. A los años que visitaba la caverna, y como siempre, me he reído y mucho. Muy buena foto, sicaria.
Sobre mujeres, buen Cadmo, qué más se puede decir que no se haya dicho ya. Yo simplemente estoy esperando el día que la nueva generación de ellas destruya a la anterior, la que estuvo contenta gobernándolo todo desde abajo, y finalmente se hagan cargo del planeta, y nos dejen rumiar por ahí, filmar por allá, sabiendo que todo va a estar bien.
Bienvenido, Vallejo the Jazzman.
Yo creo que no hay que esperar generaciones nuevas sino revolver en los canastos de la actual generación. Siempre hay una prenda usada que podemos reconvertir en nueva con un intenso lavado personal y dejarla preciosa, justo a nuestra medida.
Cada visita suya es un placer para el anfitrión.
Qué hermoso diálogo. Aunque, en un punto, siento que estoy interrumpiendo algo. Quisiera que continúen esta conversación.
Pero, de todos modos, que el diálogo sea hermoso no quiere decir -obviamente- que esté de acuerdo con los consejos ni con la manera de "pensar-a-una-chica" que están planteando...
Hay una dimensión muy elemental, que todavía no fue mencionada, y es, por supuesto, la del amor... el amor es aquí, toda la cuestión.
El amor... porque no olvidemos que amar a alguien, a algo, o a algo en alguien, es el principal misterio de la vida. Amar no es sólo "conocer a alguien en profundidad y amarlo como tal", sino, también, algo más ligero, más huidizo... uno puede amar una cierta postura en un sillón, amar un determinado momento de la tarde, amar un árbol, un pez, un gol... o amar un peinado, un rouge en unos labios, una mala palabra salida de alguien a quien todavía no amamos en su totalidad...
Entonces, dejemos que Cadmo ame, o que no ame... esa es la verdadera custión.
Pero insisto: el diálogo que se dá aquí, es muy hermoso.
Y sí, dicho de una manera u otra, hablamos de amor. Porque el sexo se comenta al día siguiente y se agotó, e incluso no suele ser tan bueno como lo contamos.
El amor es el misterio y es la búsqueda. Y es mentira que es una época frívola donde nadie quiere nada.
El amor implica a mi entender un satus amoral donde uno debe ser totalmente libre en la compañía de otro que goza con esa libertad y la amplía. Es un poco como el ideal de Bakunin (perdon por la ñoñada).
La obsesión, la fascinación, el interés intenso y el cariño son todas formas de amor y todas son válidas. El problema es encontrar el recipiente digno de esas expresiones, tan pudorosamente humanas.
Yo quiero y necesito encontrar ese lugar.
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