Monday, April 17, 2006

El Cazador y sus ultimas palabras



Hunter Stockton Thompson, único e irrepetible. Junto a Kurt Vonnegut y Thomas Pynchon, piezas ineludibles en esa masa heterogénea y delirantemente hermosa que fue la literatura norteamericana de los años 50 y 60. Hunter fue uno de esos tipos que vivió bajo su propia ley y que murió en coherencia a su estilo. Mucho más punk que los punks, mucho más beatnik que los beatniks, mucho más psicodélico que toda la troupe de hippies y acidomaníacos de los sesenta. El verdadero mesías, la encarnación más perversa y real del sueño americano (obsesión que lo acechó toda su vida), Hunter S. Thompson sigue siendo uno de mis ídolos más profundos. Hoy, más que nunca, lo tengo presente y deseo homenajearlo.
Por eso quiero citar sus últimas palabras conocidas, que escribió en un papel con un marcador antes de pegarse un tiro en la cabeza mientras su mujer hablaba por teléfono, su hijo sacaba una foto, su nuera dormía y su nieto jugaba a un juego de preguntas y respuestas.
El título es "Football Season is over" (La temporada de fútbol ha terminado) y fue publicado por la revista Rolling Stone tres meses después de la muerte:

"No More Games. No More Bombs. No More Walking. No More Fun. No More Swimming. 67. That is 17 years past 50. 17 more than I needed or wanted. Boring. I am always bitchy. No Fun—for anybody. 67. You are getting Greedy. Act your old age. Relax—This won't hurt."

(No más juegos. No más bombas. No más caminatas. No más diversión. No más nadar. 67. Son 17 años luego de los 50. 17 más de los que quería o necesitaba. Aburrido. Siempre estoy quejándome. No hay diversión - para nadie. 67. Te estás volviendo codicioso. Actuá tu propia edad. Relajáte - Esto no dolerá).

Su funeral consistió en que dispararan sus cenizas desde un cañón montado en una torre con forma de un puño de dos pulgares apretando un peyote. Fuegos artificiales con los colores de la bandera norteramericana iluminaron el cielo. Hubo 280 invitados al funeral, financiado enteramente por Johnny Depp, y "Mr. Tambourine man", de Bob Dylan, no cesó de sonar durante la extensión del evento.
No se me puede ocurrir una muerte mejor para un tipo así. Ojalá mis amigos tengan el mismo respeto hacia mí cuando me vuele la tapa de los sesos en un sótano húmedo, sórdido y oscuro, en mitad de un sincero acto de poesía.

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