La vida en aeropuertos
Es, como siempre, un período raro. Por deficinión, mi vida, por hechos o por lectura de esos hechos, se compone de rarezas. Nueva York quedó atrás y volví a Barcelona. Barcelona la guarra, a quien lavan cada noche, Barcelona la casta, que se limpia sola cuando llega el día. Me atacó la melancolía; esa sensación de que nada se va a volver a repetir, esa mezcla de goce por lo efímero de las cosas y de dolor. No sé cómo describirla sin caer en el cliché y asumo que el lector sabe de que hablo. Me ví súbitamente sentado en una mesa, viendo como una chica intentaba volver a ajustarle el corpiño (sostén, diremos) a la otra, en una mesa de bar, y me invadió esa sensación. No es que la escena no fuera sensual, pero no me llenó el erotismo o la sensualidad. No es que la escena no fuera graciosa, pero no me reí. Simplemente pensé: "Qué extraña es la belleza cuando aparece y qué inaprehensible que es". Y luego pensé: "Qué hermoso y a la vez qué doloroso pensar en todas esas mujeres que nunca tendré y en todas esas mujeres que tuve y no volveré a tener o incluso qué doloroso pensar en las que tengo y aún así no llego a abarcar". Y eso derivó en todo lo hermoso y en cómo cambia la apreciación de las cosas según el momento y la compañía y... caí en un remolino profundo, una especie de somnolencia íntima. De esas melancolías dulces que nos toman siempre mal parados pero que siempre son bienvenidas.
Eso no me impidió comprar hoy mi pasaje para Amsterdam. Se viene Semana Santa, que aquí dura diez días (!!) y me voy al paraíso de las drogas y la prostitución. Creo que me merezco una semanita de hash bars, zonas rojas y mucho, mucho Rembrandt y Van Gogh (!!!!). Una pizca de Bruselas y otro tanto de Brujas para complementar, claro.
De más está comentar que en Nueva Yol ví a Natalie "V" Portman por la calle un sábado a la noche, vestida muy al natu, despidiéndose de sus amigotes. A punto de tomarse un taxi. Yo llevaba corbata y creo que por eso llamé su atención. Creo que incluso me miró, desde su metro cincuenta de altura. Esas cosas que pasan en Nueva Yol, uno va por la calle y ve famosos.
¿Y entonces, qué? Nada, pues. Nueva Yol-Barna, Barna-Amsterdam. Esa es mi vida hoy. Terminales, maletas, continentes, acero, vidrio y bourbon de free shop. Yo la elegí y no me quejo, señores, vivo del jet lack y como en recipientes con papel metalizado. Pero el tiempo apremia y no sé por cuánto tiempo más voy a ser joven. Y si el precio que hay que pagar es vivir en aeropuertos, ¿Para qué negarse, coño?
Eso no me impidió comprar hoy mi pasaje para Amsterdam. Se viene Semana Santa, que aquí dura diez días (!!) y me voy al paraíso de las drogas y la prostitución. Creo que me merezco una semanita de hash bars, zonas rojas y mucho, mucho Rembrandt y Van Gogh (!!!!). Una pizca de Bruselas y otro tanto de Brujas para complementar, claro.
De más está comentar que en Nueva Yol ví a Natalie "V" Portman por la calle un sábado a la noche, vestida muy al natu, despidiéndose de sus amigotes. A punto de tomarse un taxi. Yo llevaba corbata y creo que por eso llamé su atención. Creo que incluso me miró, desde su metro cincuenta de altura. Esas cosas que pasan en Nueva Yol, uno va por la calle y ve famosos.
¿Y entonces, qué? Nada, pues. Nueva Yol-Barna, Barna-Amsterdam. Esa es mi vida hoy. Terminales, maletas, continentes, acero, vidrio y bourbon de free shop. Yo la elegí y no me quejo, señores, vivo del jet lack y como en recipientes con papel metalizado. Pero el tiempo apremia y no sé por cuánto tiempo más voy a ser joven. Y si el precio que hay que pagar es vivir en aeropuertos, ¿Para qué negarse, coño?
3 Comments:
Estoy en Belgica, Matute. El domingo llego a Barna y no te escribo un mail... te escribo una declaracion de amor, munieco! (no hay enie en esta zona del mundo).
nos mandas una?
Declaro mi amor a todos los que me conocen. Gracias, Mateyko.
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