Tuesday, May 16, 2006

Martes, 1:20 A.M., Barcelona

Te mirás bien y te das cuenta de que estás desnudo, pero que nunca te sentiste más libre. Te preguntás cómo llegaste a estar así, escribiendo frenéticamente en una computadora y desnudo, pero en realidad sabés la respuesta. Hace unas escasas dos horas, estuviste frotando los restos apilados en el rincón de una bolsa de porro y lograste armar un porro más o menos decente. Te lo frumaste solo, para cubrir la noción de que era martes y saliste a la calle. Doblaste en esas calles en las que nunca doblas, caminaste por los empedrados que nunca pisaste. Pero nunca entrás, solo analizás. Mirás las vidrieras de los bares y los catalogás en tu memoria, pero seguis avanzando. Después de un recorrido más o menos rutinario, entras en un bar. Le Chatelet. Está dividido en dos y la parte que te gusta no tiene mesas libres, pero igual sos uno solo. Vagabundeas con tu cerveza y al final terminás en una mesa de cuatro, bebiendo tu birra fría. Vol Damm. Le escribís un mensaje a la persona de la ciudad que crees que más o menos puede entender la extrañeza de lo que te llevó hasta ahí. Andrea responde sobre el Tibidabo y habla sobre escribir en una libreta o darle cuerda a un reloj de pulsera para llamar la atención. Sonreís a la propuesta, pero no llevás ninguno de los dos. Terminás la segunda cerveza y, ya más o menos colocado, tenés la impresión de que todos hablan con acento porteño. Pero no... son catalanes, todos, aún si la rubia de la esquina que se da besos con el de la camiseta de Argentina (pista obvia, mal interpretada) también lo es. Es hora de irse. Salis del bar y pagás a las francesitas del bar por la birra. Sonríen. Caminás por las calles de un modo más o menos errático, pero en realidad estás ubicado y llegás en dos segundos a Travesera de Gracia. Estás cerca de casa. Dudas si intentar en un bar más, buscando un poco de fuera de planes, pero te tienta comer chocolate o simplemente te decis que no sos tan loco, que tenés un límite muy claro. Entrás en Oper Cor, abierto 24 horas, y te lleva media hora elegir las papas fritas, la coca-cola y el chocolate. Camino de salida, aparece Jakob, el golfista. Está sin su gorra, pero aún así mantiene la pose. Dudás si hacerte el distraído, pero al final lo saludás tibiamente. Te devuelve la tibieza, pero al instante te detiene, como si no te hubiese reconocido. Te cuenta que acaba de salir de ver esa película que vos mismo ibas a ver a la misma hora y en la misma sala que él fue. Reis de la coincidencia, pero a él no le parece tan improbable. Muestra desinterés y desgano hacia el film, lo cual te reconforta de no haber ido. Te presenta a dos amigas de él, también germámicas y las saludás con un beso, pero ambas te miran, del modo en que te miran las alemanas cuando les das un beso de bienvenida y asumen que es un indicio de que uno se las quiere encamar. Se van, hablás con Jakob, pero no decís su nombre, asumis que él no sabe el tuyo y mostrás orgullo. Finalmente, te palmea y dice: "Bueno, Guido, voy a buscar alcohol porque es la última noche de la pequeña, vuelve a Berlín, y vamos a beber vino a la playa." Dudás si sumarte o no, pero te detenés y sugeris tristemente que después de las doce no se vende alcohol. "Adios, Jakob, nos veremos", decís finalmente, de manera sinceramente cordial.
Comés las papas en medio de la calle, te da sed y abris la coca caliente. Bebés de a sorbos brutos, se te caen las llaves, las levantás y volcás la coca. Sos un caos ambulante, te tomás la poca coca que queda y subis abris la puerta del edificio. Llegás, comés y bebés a lo bruto y, finalmente, abris todas las ventanas, te has quitado toda la ropa y estás escribiendo frenéticamente frente a una computadora...

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Bravo. Aplausos. Muy buen post. De lo mejorcito.

12:59 AM  
Anonymous Anonymous said...

Un reloj de pulsera no, eso nunca. Es demasiado prosaico, demasiado accesible. Yo doy cuerda a un reloj de bolsillo. A todos nos gusta creer que un reloj así guarda una historia detrás.

1:39 PM  
Blogger Cadmo von Marble said...

Es verdad, quise decir reloj de bolsillo, me equivoqué. Pero lo que vale es la intención. Gracias, anónimo, por tu intervención.

10:39 PM  

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