Tuesday, June 02, 2009

Schauffenberg sintetizado

Schauffenberg vio la veta y lo hizo. Hay muchos arquitectos y no tantos inversionistas. Buscó la necesidad y le metió duro y parejo. Cárceles, Schauffenberg se metió en esa. Empezó por las escuelas, que son más aceptables y siempre hacen falta en época electoral. Pero de esas se aburrió, porque siempre son cuadradas y no dan lugar al vuelo. Sin embargo, Schauffenberg le encontró la vuelta: legos, pensó, bloques enormes. Encastran unos con otros y uno tiene una escuela instantánea. O una cárcel. Y así arrancó, a rolete con las penitenciarías para el Gobierno de la Provincia. Chorros hay siempre, y los amigos no tienen por qué saber. Contrato fijo con el Estado y a cobrar. Cárceles de juguete, rápidas, para encerrar a toda la mierda que se come al país. Pero eso a Schauffenberg no le importa. Solo quiere andar en su velero.
Un día sale a dar una vuelta en el barquito para ahogar los gritos de la jefa y le agarra la calma chicha. Ni una brisa, nada. Parado, se queda. Y no acá nomás, sino río adentro. La comida alcanza, pero la cabeza no. Se le va a Schauffenberg, que empieza a hablar solo. Se le aparece la vieja, el hermano, empieza a hablar con todos. Hablan largo y tendido. Cuando vuelve, Schauffenberg no es el mismo. Se va de las conversaciones, dice cosas que nadie entiende. Desde entonces, las cárceles vienen con capilla de legos. Si nadie escucha, alguien allá arriba seguro presta la oreja.

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