Mastercard
Entrada para los Rolling Stones de reventa en sector campo: 110 euros.
Entrada para Depeche Mode de reventa en platea: 40 euros.
Pasaje de avión a Berlín para ir al festival de cine: 100 euros.
Estadía en en sur de Francia por un día de ski: 50 euros.
Pasaje aéreo a Londres ida y vuelta para mediados de Marzo: 40 euros.
Estar en una ciudad ajena, bombardeado de oportunidades, rodeado de gente que te llama como si fueras su amigo de toda la vida, en una rutina extraña de ir a la universidad, de salir de bares, de emborracharse en el Raval, de ir a desfiles de moda alternativa, de entrar por lista a boliches caretas, de caminar por Avenida de Gracia vacía a las cinco de la mañana, como si fuera una Nueve de Julio paqueta y refinada, entre tiendas en rebajas que casi te tiran la ropa en la cara, regalada, mientras uno vive la vida que supuestamente es cotidianda, que en un instante se vuelve extraña, enrarecida, como para preguntarse qué mierda está pasando, no es este un capítulo más de la Dimensión Desconocida, en el que el personaje está en un tiempo o lugar que no reconoce: no tiene precio.
O sí, qué sé yo. Pónganselo ustedes.
Entrada para Depeche Mode de reventa en platea: 40 euros.
Pasaje de avión a Berlín para ir al festival de cine: 100 euros.
Estadía en en sur de Francia por un día de ski: 50 euros.
Pasaje aéreo a Londres ida y vuelta para mediados de Marzo: 40 euros.
Estar en una ciudad ajena, bombardeado de oportunidades, rodeado de gente que te llama como si fueras su amigo de toda la vida, en una rutina extraña de ir a la universidad, de salir de bares, de emborracharse en el Raval, de ir a desfiles de moda alternativa, de entrar por lista a boliches caretas, de caminar por Avenida de Gracia vacía a las cinco de la mañana, como si fuera una Nueve de Julio paqueta y refinada, entre tiendas en rebajas que casi te tiran la ropa en la cara, regalada, mientras uno vive la vida que supuestamente es cotidianda, que en un instante se vuelve extraña, enrarecida, como para preguntarse qué mierda está pasando, no es este un capítulo más de la Dimensión Desconocida, en el que el personaje está en un tiempo o lugar que no reconoce: no tiene precio.
O sí, qué sé yo. Pónganselo ustedes.
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