Sunday, May 28, 2006

Ginebra, himno a la

¿Dónde está el límte entre la acción y la intención? Quiero decir, ¿Pensar algo es una acción, intentar algo es una acción? Si callar puede tener tanto peso como hablar y hablar es una acción, ¿Estoy haciendo algo cuando callo? ¿Y cuando me imagino un plan de acción que después no cumplo? ¿Y cuando especulo? ¿Son acciones? Porque, después de todo, en este blog me la paso relatando intenciones y sueños y deseos que mis lectores (y aquí debo asumir la culpa) interpretan como acciones. Entonces, gran parte de mis lectores creen que mi vida es mucho más ajetreada o interesante de lo que es. Y yo soy, antes que nada, un gran desmitificador.

Domingo, 23:30 horas.

Hasta este momento, mi fin de semana consistió de una larga cadena de intenciones y hechos, todos mezclados, no siempre discernibles. Veamos algunos, en un orden no estrictamente cronológico.

El Jueves empecé a trabajar en DiBa, destival de cine digital de Barcelona. Mi trabajo consistió en sacar fotos a la gente con las más modernas cámaras Canon e imprimirlas en el momento para entragarlas. Me monté la camiseta de la empresa y salí a captar imágenes. Creí que conocería a toneladas de chicas que, atraídas por la camiseta y la cámara fálica, pelearían por felarme. Pues no, sólo conseguí un guiño de ojo de una chica guapa que tomaba a su novio de la mano y varias señoronas que posaron ante la cámara con mirada dudosamente intrigante.
El viernes se repitió el esquema. Trabajo de tres a once, ver alguna que otra película, sacar fotos de "carácter artístico": pochocolo desenfocado, la máquina de coca, las ruedas de las bicicletas, todo con una réflex de esas que jamás tendré en mi vida.
Por la noche, alcohol, alcohol, alcohol ("hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual"). De bar coqueto a bar cutre, de mojito a cerveza, de porro en la calle a escondidas de la Guardia Urbana a caminata por Paseo de Gracia. La Yola, la Adri, el Carles, el David, Alfredo el portugués, unos muchachos que viven en Francia y yo. Rebotamos en todas las puertas, entramos en algunos garitos y terminamos de after por los pasillos del gótico, con la luz azul del amanecer y cerveza con gusto a lejía, como dice Mamá Yola. Mesas de pool, traficantes marroquíes y rubias de bote, humo de muerte y la extraña sensación de que la hora de dormir ya pasó hace rato.
Mensaje de Chiara, 3:53 a.m.: "Plaza del macba. xq tiene q recordarme esto a ti? Un besito, chiara."
Respuesta mía, 5:08 a.m: "Es inevitable que nos recordemos en ciertos lugares y circunstancias. Se llama cariño...y nostalgia."
El sábado, vuelta a comenzar. Fotos, fotos, fotos. Canon. DiBa. Actores famosos que yo no conozco.
Por la noche, concierto de los Stones cancelado (Richards, aflojá con la merca), entonces fiesta en la playa. Vilassar de Mar. El último tren, lo tomo con Andrea. Llegamos a la playa, nos vienen a buscar la Yola y la Adri. Vamos a la casa de María, que tiene una réplica de la Rana René (que aquí se llama Gustavo). No conocemos a nadie y bebemos, mucho. Me presentan a una argentina y los dos nos miramos como se miran dos vendedores de biblias que han coincidido en el mismo barrio y saben que deben competir. Me dice que es de Florida, yo de Olivos, nos reímos, pero nos deseamos lo peor.
Bebemos Lambrusco. Después vodka, después ginebra, después cerveza, después calimotxo, después... hasta el agua de los floreros. Terminamos del culo en la playa. Se meten al agua algunos de los invitados, pero nadie quiere ligarse con nadie, solo mirarse. Yo intento cachondear el ambiente pero no me dejan. Le tiro un poco los tejos a la argentina, pero está más cerrada que puerta de altillo. Claro, argentina... concha seca.
Le mando otro mensaje a Chiara, 3:31 a.m: "Lo triste es que nadie es lo que dice ser. Y yo me paso de auténtico y así me va. Me golpeo contra el mundo. Te quiero, nena, aún si no hay futuro. Muac."
Domingo, vuelta a empezar. Todo el día en un antiguo teatro, el Apolo, con luces rojas. Afuera hace un día espectacular, pero yo encerrado. Ya no saco fotos, me revelo (cuac). A mis jefes de Canon les da igual. Veo los cortos, uno peor que el otro. La juventud de cineastas está sinceramente desperdiciada. Me duelen los músculos, tengo calor, estoy harto y estoy insatisfecho. Si supiera tocar la guitarra, compondría un himno al inconformismo.
Aparece Camilla, la italiana, entra la multitud. Me ve, me saluda, me paralizo. Me vuelvo frío y calculador, me pongo en evidencia. Entonces me pongo paranoico y siento presión. Hay que actuar. Me mira la credencial, pone de cara de que está impresionada. Improviso un chiste: "Soy Guido a secas, sin apellido, ¿Viste? Igual que Madonna." Se ríe, pero me quedé sin material y vuelvo a la cara de culo. Cree que soy raro. Cree que soy un poquito tierno. Todo lo que no quiero que crea, lo cree. No cree ni que soy duro, ni que soy intrigante, ni que soy difícil de obtener ni que soy seductor. Me frustro y se lo explico a Andrea y a Cinta, pero una está demasiado conflictuada como para ayudarme y la otra no sabe cómo lidiar con mi descontento. Camilla se va y no me saluda.
Salgo de ahí, me fugo. Cierra el telón.

Suena que hice mucho, pero en realidad abundan mucho más las intenciones de acción que la acción concreta.
Entonces me lo pregunto. Cuánto hago y cuánto me gustaría hacer. Y cómo está la balanza.
El balance es negativo. Por eso estoy insatisfecho. Por eso me quejo.
Incluso ahora. Escribir es una acción.
Pero regodearse en la miseria es un derroche de palabras.
Y así estoy, amigos.

3 Comments:

Blogger Cadmo von Marble said...

1) Leer mi posteo es más importante que el corto de Gustavo Riet.
2) Me enteré, me dijo mi vieja. Me dio un poco de bronca porque estos premios se dan por zonas geográficas y no por mérito. Por lo tanto, si había posibilidad de que alguno de mis cortos vaya a Cannes, no va a ganar. Se lo van a dar a alguno de la India o de Pakistán, algún otro subdesarrollado al que le toque en gracia ser premiado. Vale aclarar que Riet es uruguayo, pero asumo que la producción sigue siendo argentina.
Igual te felicito, cabeza. Buen trabajo.

Estoy leyendo la autobiografía de Corman, igual, y cada vez más pienso: basta de arte, viva la producción de películas en masa...

7:30 PM  
Anonymous Anonymous said...

ay ay...si, en realidad todo prometía mucho y acabó en nada. pero las risas de la cerveza con lejía y un chiste que contaste sobre los gallegos en algún momento dela noche, valen la pena.
. tu sigue tirando a los dados, en algún momento caerás en alguna casilla del parchís, no tengas duda. tu sigue jugando.
beso

8:43 PM  
Anonymous Anonymous said...

esa era yo, mamá yola

8:44 PM  

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