Saturday, September 02, 2006

Imitacion de la vida

"Estar ocupado viviendo o estar ocupado muriendo".

Ayer volví a las andanzas, más por inercia o por deseo de normalidad que por ganas. Como solía hacer antes de que mi vida cambiara, fui a la casa de Narciso, el del smoking, y nos tiramos en los sillones. Comimos pastas, que siempre rinden y son baratas, y nos tiramos de vuelta. Yo estaba decidido a no moverme de la casa. Luego surgió la posibilidad de ir a una fiesta y pensé que lo peor que podía pasar fuera que no valiera la pena. A deprimirme ya estoy acostumbrado, así que no sería novedad.
Bebimos un vaso de whisky con soda, mezcla que nunca había probado más allá de haberla vista veinte mil veces en el cine, y partimos. Nos encontramos con otros dos amigos de Narciso, Zeta y el Abuelo (juro que no tengo nada que ver con esas denominaciones, venían de fábrica), y fuimos hacia el río, donde matamos un poco el tiempo y las dagas punzantes de la lluvia invernal. Luego, en dirección a uno de esos barrios privados con calles propias y autoriades propias, como si fueran principados perdidos en una zona de la ciudad. Al poco de pasar el control policial de la puerta (que incluía fotos y el pedido de datos peronales), nos topamos con la geografía típica de este tipo de sitios: calles con nombres de árboles, casas de suburbio, triciclos y pelotas esparcidas, arbustos meticulosamente recortados y un ligero silencio solo interrumpido por algún perro de raza que se aburre en un jardín.
Llegamos a la fiesta helados y deseosos de cobijo. No conocíamos a nadie y obviamente fallamos en saludar a la cumpleañera, pero pronto divisé una cara conocida y saludé. Retomaría a ese personaje más tarde, aún luego de encontrarme con un amigo del colegio primario, Manolo, a quien cada vez que veo es más ancho y musculoso. Hablé un buen rato con él, francamente, de todo un poco, con desorden. Cordial, nada falso, y yo llevaba una borrachera que difícilmente me permitiera hablar sin decir la verdad.
Bailamos, pero solo para sentirnos - al menos yo - lejos de todo. La gente nos miraba, se decía cosas al oído, nos sonreían. Me daba igual, solo quería sentirme lejos de allí, transportarme. Seguía bebiendo a roletes, cerveza, fernet, cualquier cosa. Beber para olvidar o para no pensar. Un energúmeno se acercó gritando y me abrazó, repitiendo "vos, vos tenés cara de que no te importa nada", y yo respondiendo "ojalá fuese así, pero los rostros engañan, flaco". Y él que no, que "a vos no te importa nada". En fin, para qué discutir con deficientes.
En el proceso de dejar mi saco en una silla, me topé con la chica que había visto en la entrada, una española que va a mi universidad. Me apetecía que me hablaran con acento de tierras lejanas y añoradas, y creo que si me hubiese dicho que era de Granada o de Oviedo o de La Coruña, igual le hubiese hablado animadamente, pero no, valga mi suerte, era de Barcelona. Y me saqué el gusto, me fui mentalmente de allí, hablamos largo rato de las calles, de los lugares, de la gente, de lo que extrañamos... Pero claro, yo no sabía su nombre, y pensé que eso de que ya es muy tarde para preguntar es una tontería, así que le dije "esto puede sonar un poco tonto, pero no sé tu nombre". Elisa, contestó. Ella ya sabía el mío, pero igual no me avergoncé de mi ignorancia.
Es evidente que, visto de afuera, parecía que yo la estaba seduciendo, pero nada más lejos. Yo solo necesitaba que alguien me hablara de todo aquello que perdí, que ya no tengo, poder volver mentalmente a lugares que frecuentaba y poder decir cosas en catalán sin que nadie me pregunte qué significan.
Fuimos los últimos en irnos. Le dije a Elisa que nos veríamos por la universidad. Narciso y yo nos partimos, todavía afectados por los vicios de la noche. Llegué a casa hacia las seis y media de la mañana, supongo, y obviamente me senté en la computadora. Una vez más, como todas las noches, como todos los días, le escribí un mail a Chiaretta. Y fue un mail tierno, ya que no me salen de otra manera para ella, pero también fue amargo. Y me fui a dormir, rogando soñar con algo bonito.
Hoy es un día triste, melancólico y gris. Todo me queda lejos. Me desperté, almorcé y volví a dormir hasta las cinco de la tarde. "Tranquilo", me dije, "no hay nada mejor que hacer. En Buenos Aires, no hay nada mejor que hacer que dormir". Y me levanté, tan muerto como si siguiera dormido.
Las cosas ya no están tan mal, no paro de decirlo. Pero sólo en la superficie, porque en el fondo siguen igual. En el fondo, vivir en esta ciudad me convierte en un cadáver. Y, si bien puedo decir que no paro de hacer sólo lo que quiero, y veo y hablo sólo con la gente que quiero, y voy sólo a los lugares a los que me da la gana, las cosas no están bien. La diferencia es clara: en Barcelona ocupaba mi tiempo viviendo, en Buenos Aires ocupo mi tiempo muriendo. U olvidándome de la muerte, que para el caso es lo mismo. Esto hace que, inevitablemente, esto no sea vida, sino una mera y barata imitación de la misma.
Es probable que hoy a la noche vuelva a ser otro olvidable capítulo de este opaco melodrama.
Un día más perdido en una existencia perdida, que sólo volverá a ser colorida y alegre y digna cuando vuelva donde dejé todo, menos el esqueleto.

7 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Lo mismo nos pasará cuando aparezca alguien..., "ah, ¿tú eres de Buenos Aires? ¿No conocerás a Guido Segal? Bueno, sí, Buenos Aires es grande, peeero, ¿ni te suena? Háblanos un poco, así como de fondo, con ése acento". Es raro que también se vaya David...

Amuas amuas

8:18 AM  
Blogger Cadmo von Marble said...

¿Nos casamos, Adri? Yo creo que nos llevaríamos realmente bien. Piensalo y lo hablamos... Con el frac y la camisa con gemelos y mocasines. Ja!

2:31 PM  
Anonymous Anonymous said...

Te preguntó por mi, Manolito? No hablo con él desde que me fui de Baires...

Estás perfeccionando el arte de transmitir emociones a través de tus posteos...

Me lo han dicho varias personas...

2:50 PM  
Anonymous Anonymous said...

he cambiado de país, y cuzco es hermoso, aunque todos te intenten vender y trapichear contigo. pero parece castilla la vieja, y es un poco más como en casa. y tenemos marijuana para ver machupichu, y estoy de vacaciones, y si pudiera, nos volveriamos juntos el 15 de septiembre a nuestra ciudad.
resiste guido, fuerza... que los segundos pasan r ápido.
un besazo

3:27 PM  
Anonymous Anonymous said...

Tu escritura es tan deliciosa como amargo el sentimiento que encierra. Y por mucho que desprecies Buenos Aires, tu sola presencia en ella me basta y me sobra para desear visitarla y poder pasar una de esas olvidables noches de nuestro opaco melodrama contigo.
Te extraña un antiguo conductor de la costa azul...

6:41 PM  
Blogger Cadmo von Marble said...

Chicos, les quiero admitir que me encanta entrar al blog cada tanto y mirar los mensajes, porque acá los encuentro a todos y me siento menos solo. Fíjense: una amiga en Barcelona, un amigo en Nueva York, una amiga en Perú y un amigo en Los Angeles. ¿Quién se atreve a hablar de distancias si se pone a leer estas notas?
Los quiero y siempre son bienvenidos.

7:07 PM  
Anonymous Anonymous said...

Te extraña también una antigua acompañante de la costa azul... Abandoné mi shock post-báltico y hoy todo era más normal así que acabé haciendo de DJ en una serena fiesta en el lago Pyhäjärvi (que aunque suene tan exótico es un lago y punto). Puse "Quizás" cantada por Nat King Cole y la carretera, el defectuoso adaptador radio-mp3, el piano sonando en las escaleras de Marsella, el hotel sí/hotel no, la pizza provenzal y ese vino rosado que nunca llegamos comprar ni a beber entre viñedos, volvieron a mí. Un beso

7:59 PM  

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