Friday, September 29, 2006

Quien dice veinte dice treinta

Todos los jueves juego al fútbol con mi cuñado sus amigos, quienes me llevan, como mínimo, diez años. El juego suele ser entretenido y dinámico y, si bien por momentos carece de velocidad, lo compensa con intensidad, con garra y con concentración. Es una actividad que disfruto.
La costumbre para los muchachos, que son amigos hace ya mucho tiempo, es que después del partido hay cena grupal. Se bañan todos juntos, se hacen chistes, se pegan con las toallas y, una vez limpios, se comparte la comida y alguna bebida de turno. Yo siempre desisto de estos encuentros, pero esta vez dije que sí. Y aprendí mucho.
Estos tipos tienen hijos y esposa, pero hay cosas que no cambian. Fue una grata sorpresa: el hombre no cambia entre los veinte y los treinta. Cambian las circunstancias, pero uno sigue siendo el mismo irresponsable, hace los mismos chistes y jode con los amigos del mismo modo.
El alcohol no desaparece y uno se sigue emborrachando con la misma impunidad.
Los chistes sexuales y soeces siguen a la orden del día. Y el famoso tema de lugares exóticos donde masturbarse tampoco se va. La variante divertida en la mesa fue "momentos en los que tu mujer o tu novia te agarró ajusticiándote" (gran verbo, de paso, para hablar del onanismo). Uno de los comensales narró la vez que su novia lo encontró a las dos de la mañana frente al televisor, "ajusticiándose". En el momento en que ella preguntaba "¿Qué hacés?", él acabó. Hilarante.
Obviamente, se habló de fútbol ("Eso pasó en la Supercopa del 88", "No, boludo, en la Libertadores del 90") e incluso pude contar cómo una anciana de 70 años le hizo una mamada a mi amigo Emiliano.
Pero el colmo fue cuando uno de los amigos de mi cuñado mostró su reloj Casio, muy noventoso, con control remoto para la tele y calculadora. La mesa entera se puso de acuerdo para apagar la tele del restaurant. Una vez que las mozas y el dueño habían perdido la cabeza, lo encendimos de vuelta, les cambiamos los canales y lo volvimos a apagar. La mayoría mantuvo la cara de poker, pero más de uno rió como un niño.
Treintañeros, señores. Pero sólo el documento y su estado civil los delata.
Qué bueno ver que el futuro pinta así de bien.

6 Comments:

Blogger rainbow brite said...

jejejeje
eso ya lo escuché en algún lado
quizás nos estamos viendo demasiado.
ya nos vas a extrañar!!!

4:40 AM  
Anonymous Anonymous said...

El mismísimo reloj que tuviste en tu muñeca durante años, guidito.

...y que tanto te envidié...

5:08 AM  
Anonymous Anonymous said...

la mona, aunque de seda, mona se queda. como se dice. uau! eso de ajusticiarse lo voy a usar para todo, ajusticiame unos macarrones, ves ajusticiándote que nos vamos, déjame que hoy tengo un día ajusticiado...(!!)

6:32 AM  
Anonymous Anonymous said...

Cómo es eso de la anciana de 70 años??

3:47 PM  
Blogger Cadmo von Marble said...

Jejeje... sí, a Emi, que es un individuo robusto, de barba, cubiero de tatuajes y piercings, lo feló una señora mayor. Sin dientes. Dice él que es lo mejor que le pasó en la vida. Yo me conformo con creerle, porque de probar... ni hablar.

5:59 PM  
Anonymous Anonymous said...

Tranquilo,siempre será así.
Con treinta,cuarenta,cincuenta...
Uds.lo pasan bárbaro,cosas del fútbol!cosas de chicos!

4:28 PM  

Post a Comment

<< Home