Friday, September 22, 2006

Tres en un auto, parte 1: al sur de la frontera

Para variar, fui al cine solo. Una película mitad tailandesa y mitad hongkonguesa, de esas que uno asume que no resultarán atractivas a los amigos o familiares y opta por el plan solitario. Empezaba a las diez y, me dije, a más tardar a las doce estoy libre para disfrutar de mi sábado a la noche. El lunes sería feriado y pensé eso implicaba ganar una noche de jolgorio gratis.
La función terminó y, como se suele hacer en las noches de fin de semana en que uno no tiene un plan previo, empecé a mensajear a mis amigos, a ver en qué andanzas se encontraban. Unos no salían, otros no sabían qué hacer y más de uno no respondió.
Pero David no me falló. Fiesta, cumpleaños de una becaria de la Caixa, bar Falstaff, calle Bruc al fondo, entre Libertad y Peligro. Pues hacia allí me dirigí, pensando que no podía estar mal y que era una situación propicia para beber y bailar. Chiara había partido ese mismo día hacia Roma - con toda la carga emotiva que eso implicaba para ella - y yo sólo quería pasarla bien, emborracharme, olvidarme hasta de mi nombre.
Al llegar al bar, David vino a recibirme como si yo fuese una diva. Me presentó uno a uno a los demás becarios allí reunidos, todos con cara de gente inteligente pero más interesada en perder la cabeza que en expandir sus conocimientos. Fiel a su estilo, david hizo énfasis en mi argentinidad y desarrolló todo mi curriculum en diez segundos, incluídas mis perspectivas de futuro, ante la mirada atenta de jóvenes interesados en temas como la implantación de células de líquen en tomates o planes de mestizaje cultural entre Europa y Africa. Pero todos queríamos bailar. Y reirnos y tomar hasta el agua de los floreros.
También estaba allí Andrea. En ese momento, ella y yo nos llevábamos bien pero no teníamos mucho diálogo. Teníamos un trato cordial, de pasillo, y yo me mostraba un poco frío, como suelo ser cuando me pongo caprichoso.
El alcohol era barato según los estándares y bebimos como cerdos. Al rato, todos éramos íntimos amigos y yo había acuñado apodos para todos, a los cuales respondían. Sonó Juanes y todos giraron a mí, acariciando mi camisa negra. Incluso me quitaron los anteojos, diciendo que estaba más sexy sin ellos. Luego de un rato, invité a todos a fumar de mi marihuana, pero hasta allí llegó la confianza porque ninguno quiso tocarla. "Peor para ustedes", y nos fuimos afuera el David, la Andrea y un par de amiguillos que por allí pasaban para fumar unas caladas.
Varias neuronas menos después, volvimos al interior y, cuando decidí que ya había socializado lo suficiente con mis nuevos amigos, hallé la compañía de Andrea y nos pusimos a dialogar animadamente como no lo habíamos hecho antes. Se hicieron las tres y el bar cerró, como todos los bares en Barcelona. Andrea y yo salimos y afuera nos encontramos a David.
Comenzamos a caminar sin rumbo y desembocamos en Paseo de Gracia, aún borrachos y aún colocados. Hablábamos con entusiasmo, pero sin hilar temas concretos. Hasta que uno tiró una idea, otro se sumó, yo expresé mis dudas y luego me callé.
"Vamos a Francia", dijo Andrea.
"Yo cojo mi coche y nos vamos ya mismo".
"No sé", dije.
"Sí, sí", dijeron ellos.
"Bueno, pero salimos mañana. Pasemos a buscar cosas por nuestras casas y a las doce en Plaza Catalunya", acordé.
"Vale", dijeron.
A las once me desperté y armé una pequeña mochila, sin mucha confianza en el viaje. Dado que vivía a meras diez cuadras del lugar de la cita, pensé que nada podía salir mal. "Voy, seguro que no están, espero veinte minutos y vuelvo a dormir".
Pero al llegar, Andrea estaba allí, con su vestido de flores años sesenta y sus botas, guitarra al hombro y un pequeño bolso de mano. Nos sonreímos y ambos delatamos por la sonrisa que no creíamos que el viaje fuera a producirse. Compramos un helado y hablamos de nimiedades. Sonó una bocina que se elevó por sobre las bocinas de los taxis de la plaza.
David se había detenido en la mitad de Pelayo y, enfundado en una camiseta ajustada a rayas azules y blancas y unas enormes gafas de sol Dolce & Gabbana, hacía señas desde la ventanilla del auto. Corrimos al encuentro y montamos todo. No lo podíamos creer, estábamos en marcha.
Con el mp3 conectado al equipo de música, las ventanillas abiertas, algunos snacks y mucho pero mucho glamour, partimos en auto hacia el soleado sur de Francia.
Jamás nos habíamos sentido tanto como en una película.

7 Comments:

Anonymous Anonymous said...

"todos con cara de gente inteligente pero más interesada en perder la cabeza que en expandir sus conocimientos"
La mejor frase sin duda.... pero no se expanden conocimientos al perder la cabeza??

2:17 AM  
Blogger rainbow brite said...

quiero saber más.. ya sé.. es solo la primera parte.. pero quiero saber más!!!
la ansiedad mató a la sonidista..

2:26 AM  
Anonymous Anonymous said...

Hey men, como diría alguno de mis nuevos amigos yankies. ¡Qué demonios estás haciendo! Llego cansado de clase, pero satisfecho, con una enorme sonrisa tras unas cuantas cervezas que me he tomado con mis compañeros, todos ellos muy buena gente, y por fin tengo la sensación de empezar a integrarme de verdad. Y de pronto apareces tú con este relato que me trasporta fotográficamente a uno de los recuerdos más bellos que tengo de mi vida en Barcelona. No es justo, odio estas regresiones que me inundan de melancolía.

Pero sigue escribiendo, por favor, adoro leerte y recordarlo contigo... Ya me pagará la terapia la beca de la Caixa.

3:10 AM  
Anonymous Anonymous said...

Ya escuché esta historia... pero la quiero escuchar de nuevo... por que nos da nostalgia, por algo que no vivimos.

Y para mi la mejor frase fue: "... Varias neuronas menos después..."

3:38 AM  
Blogger Cadmo von Marble said...

Amigos... el relato se corta allí para mantener la atención de los que no lo conocían. Los que ya lo conocían oralmente lo pueden revivir en forma literaria.
Y los que lo vivieron... no se trata de nostalgia, estiomados, sino de una excelente anécdota de esas que parecen irreales. En nada tiene que afectar un buen recuerdo a un próspero presente, estimado amigo, así que a seguir para adelante con las nuevas amistades y las nuevas experiencias.

12:26 PM  
Anonymous Anonymous said...

Gran historia, sí señor.

7:41 PM  
Anonymous Anonymous said...

paso algo con andrea?

10:20 PM  

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