Thursday, October 19, 2006

Igual que Stefano Accorsi

Hace muy poco tiempo, rodeado de amigos, comenté que yo sería un gran padre. Todos rieron, incapaces de creer lo que salía de mi boca. "Digo, si tuviera un... accidente, digamos, y dejara a alguna chica embarazada, estoy seguro de que yo sería un padre cuidadoso, dedicado y eficiente". Las risas no paraban de llegar desde todos los rincones.
Y allí quedó el tema, claro, porque la verdad es que no tengo planes de ser padre aún, al menos por un buen tiempo.
Pero lo cierto es que algún día llegará, y no en un sentido accidental. Será buscado. Porque llega un momento en la vida de uno en conoce a alguien y decide que esa es una persona diferente a todas las demás, que la situación es propicia y que ya no basta un regalo abundante y planificado de cumpleaños para mostrar todo el amor que uno siente. Entonces, en esa barrera en la que uno se da cuenta de que tal vez no sea tan alocada la idea de sentar cabeza, la posibilidad de tener hijos aparece. Y uno más de una vez puede decir a la pasada "te amo tanto que tendría hijos con vos" - no es mi caso, aclaro, pero he escuchado a mis amigos decir cosas así -, pero pocas veces se dicen en serio.
Supongamos ahora que el momento llega. Uno ya está asentado, hay ciertas cosas adolescentes que ya no hace y está en una pareja maravillosa y estable en la que se siente fantásticamente bien y no hace falta decir nada más porque ella entiende. Como es más o menos esperable, queda embarazada. Y hay hombres que se alegran, "voy a ser papá, voy a ser papá".
Pero pensémoslo fríamente, sobre todo si uno es un fóbico y nunca dejará de serlo. Una mujer embarazada es un elemento frágil e inestable, es como una bomba de tiempo biológica. Todos los desequilibrios hormonales, todos los estados de ánimo fuera de control, todas las demandas y atenciones que un ser en esa condición requiere.
Lo pienso ahora mismo y me muero de miedo. De solo pensarlo, quiero salir corriendo, corriendo a los brazos de una muñeca descerebrada y esbelta, que no me pida nada más que la satisfaga esa noche.
Es terrible. ¿Cómo se supone que un tipo como yo siente cabeza y sea feliz cuando los años mozos se acaben si esta es la reacción que voy a tener? ¿Se crece en el medio, se supone que aprendo aún más de las relaciones amorosas y, a la hora de ser padre, sabré que el amor es más que la mera pasión desenfrenada?
Es verdad que no tiene ningún sentido hacerse estas preguntas cuando uno no está ni cerca de tener descendencia, pero todo surgió a partir de la idea del amor, del amor adolescente y del amor maduro, de ese cambio tan violento que se da de los veinte a los treinta, de la mujer y la fascinación que nos produce en un sentido casi inexplicable...
Espero superar las fobias, porque, más allá de lo que dicen sobre lo terrible que es casarse y tener hijos, me gustaría algún día demostrar - y no por accidente - que puedo ser un gran padre.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

es precioso con veintipocos pensar así.
serás buen padre,seguro.

11:14 AM  

Post a Comment

<< Home