Cincuenta años y el mismo estado de ánimo
Un gotero, una habitación en penumbras, una cama con las sábanas transpiradas, una lámpara rota, un teléfono que nunca suena, un boleto de tren vencido, una valija de cuero que alguien abandonó, algunas camisas sucias apiladas en una silla de mimbre rota, un traje azúl colgado y envuelto en una bolsa de plástico, algunos libros de tapa blanda cuyas solapas están dobladas por la humedad, una guía de viajes amarillenta, un destornillador de mango amarillo y negro, algunas migas de pan, varias hormigas en fila, suelo de cerámica, paredes rugosas con relieve, una ventana amplia cerrada que da a un patio central que nunca es observado, una lapicera regalada, un cuaderno rayado comprado con la intención de escribir pero lleno de números de teléfono, cosas para hacer, obligaciones a cumplir e ideas que nunca dejarán de ser eso: ideas.
Toda una vida. Las horas del día. El almuerzo en la cama. El te en la silla. La cena junto a la ventana. Y la penumbra. El patio sigue allí desde hace más de medio siglo. El gotero, las pastillas, las ideas, el cuaderno y los viajes descriptos en la guía.
Ibas a hacerlo, decías que estabas esperando el momento. Mañana, mañana... toda una vida, Osías, toda una vida vista desde la ventana hacia el patio.
No, para qué molestarse. Ya está. El té espera sobre la silla de mimbre. Mejor que ésta vez no se enfríe.
Toda una vida. Las horas del día. El almuerzo en la cama. El te en la silla. La cena junto a la ventana. Y la penumbra. El patio sigue allí desde hace más de medio siglo. El gotero, las pastillas, las ideas, el cuaderno y los viajes descriptos en la guía.
Ibas a hacerlo, decías que estabas esperando el momento. Mañana, mañana... toda una vida, Osías, toda una vida vista desde la ventana hacia el patio.
No, para qué molestarse. Ya está. El té espera sobre la silla de mimbre. Mejor que ésta vez no se enfríe.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home