Mediodia, resaca y mama esta insoportable
- ¿Qué te pasa? Tenés mala cara.
- Nada, estoy cansada.
- ¿Saliste ayer?
- Sí.
- ¿Te acostaste tarde?
- Más o menos, no sé. A eso de las cinco.
- Ah, bastante. ¿Con quién saliste?
- Con Federico.
- ¿Quién?
- Federico.
- Ese es nuevo, ¿no? ¿Desde hace mucho?
- Dos semanas, no sé.
- ¿Y te gusta?
- Sí, está bien.
- ¿Cuándo lo vas a traer?
- Basta, mamá. No es mi novio.
- ¿Y qué hicieron?
- Fuimos al cumpleaños de un amigo de él.
- ¿Se divirtieron?
- Sí, estuvo bien.
- ¿Tomaste mucho?
- Basta, mamá, no tengo quince años.
- No, digo, con la cara que tenés...
- Tengo la cara que tengo para un domingo al mediodía. Nada más.
- No, digo, porque siempre te quejás de que...
- ¿Siempre qué? No me rompas las bolas.
- Está bien, yo solo decía. ¿Te duele la cabeza?
- Sí, un poco.
- Tomáte un Ibupirac.
- No, ya se me va a pasar.
- ¿Por qué no? Si te duele...
- Porque no me gusta tomar pastillas. Prefiero la solución natural.
- Bueno. ¿Y en la fiesta, qué hicieron? ¿Bailaron?
- Sí, un rato. Pero la música era una mierda.
- ¿Y los amigos, qué tal?
- Mucho no hablé. Más o menos.
- ¿Divertidos?
- Ni idea.
- ¿Cómo ni idea? ¿No hablaste con ellos?
- Sí, mamá, pero hablamos de boludeces y la música estaba muy fuerte y ellos se esforzaban demasiado por caerme bien y al final me puso mal.
- ¿Mal? ¿Te puso mal que te trataran bien? La verdad que no te entiendo, no sé a quién salís.
- A vos no, por suerte.
- Qué dura que sos. ¿Hace falta que me hables así?
- Y, si me quemás la cabeza, te hablo mal. Jodéte.
- Soy tu mamá, no soy tu amiguita.
- No, mis amigas por suerte no me hacen tantas preguntas.
- Y el chico este Federico, ¿Cómo se portó delante de los amigos con vos?
- Bien, no sé qué decirte. Se tocan, se pegan, se dicen puto, qué sé yo, esas cosas que hacen los tipos.
- ¿Pero... bien?
- Sí, no sé.
- ¿Qué pasó?
- Nada, me jodió un poco que... no sé, sentí que en un momento me estaba mostrando.
- ¿Mostrando a quién?
- A los amigos, que me estaba paseando como su conquista.
- Bueno, eso no está mal. Quiere decir que le gustás.
- No, mamá, quiere decir que entre una muñeca inflable y yo no hay ninguna diferencia.
- Qué exagerada que sos.
- Sí, soy exagerada, ¿Y qué? ¿Por qué todo tiene que ser amable y correcto y normal? Me cago en lo normal, me da por el quinto forro de las pelotas que todo sea... no sé, tibio.
- ¿Tibio? Es una relación, no una comida.
- ¿Qué sos, graciosa?
- No, pero así los tipos te van a dejar.
- ¿Por qué no te callás un poco la boca? No me puede dejar porque no estamos saliendo, y si me deja - como vos decís - me da igual.
- ¿En serio te da igual? ¿Y para qué lo ves?
- Para coger, mamá. Para que me cojan,
- Bajá la voz, querés.
- No, no quiero. ¿Qué tiene de malo? Quiero que me la pongan cada tanto, tengo derecho.
- ¿Pero no lo querés ni un poquito?
- Sí, qué sé yo, no es mi ideal, pero está bien.
- ¿Y quién es tu ideal?
- No existe. La palabra ideal da a entender eso, que es una idea.
- Bueno, pero de las ideas solo no se vive.
- Sí, mamá, tenés razón.
- ¿Adónde vas?
- Al baño. Pedí la cuenta.
- ¿No querés un café?
- No, me duele la panza.
- Ves, eso es porque tomás mucho. Hacéme caso, tomáte un Ibupirac.
- No me rompas más las bolas.
- Nada, estoy cansada.
- ¿Saliste ayer?
- Sí.
- ¿Te acostaste tarde?
- Más o menos, no sé. A eso de las cinco.
- Ah, bastante. ¿Con quién saliste?
- Con Federico.
- ¿Quién?
- Federico.
- Ese es nuevo, ¿no? ¿Desde hace mucho?
- Dos semanas, no sé.
- ¿Y te gusta?
- Sí, está bien.
- ¿Cuándo lo vas a traer?
- Basta, mamá. No es mi novio.
- ¿Y qué hicieron?
- Fuimos al cumpleaños de un amigo de él.
- ¿Se divirtieron?
- Sí, estuvo bien.
- ¿Tomaste mucho?
- Basta, mamá, no tengo quince años.
- No, digo, con la cara que tenés...
- Tengo la cara que tengo para un domingo al mediodía. Nada más.
- No, digo, porque siempre te quejás de que...
- ¿Siempre qué? No me rompas las bolas.
- Está bien, yo solo decía. ¿Te duele la cabeza?
- Sí, un poco.
- Tomáte un Ibupirac.
- No, ya se me va a pasar.
- ¿Por qué no? Si te duele...
- Porque no me gusta tomar pastillas. Prefiero la solución natural.
- Bueno. ¿Y en la fiesta, qué hicieron? ¿Bailaron?
- Sí, un rato. Pero la música era una mierda.
- ¿Y los amigos, qué tal?
- Mucho no hablé. Más o menos.
- ¿Divertidos?
- Ni idea.
- ¿Cómo ni idea? ¿No hablaste con ellos?
- Sí, mamá, pero hablamos de boludeces y la música estaba muy fuerte y ellos se esforzaban demasiado por caerme bien y al final me puso mal.
- ¿Mal? ¿Te puso mal que te trataran bien? La verdad que no te entiendo, no sé a quién salís.
- A vos no, por suerte.
- Qué dura que sos. ¿Hace falta que me hables así?
- Y, si me quemás la cabeza, te hablo mal. Jodéte.
- Soy tu mamá, no soy tu amiguita.
- No, mis amigas por suerte no me hacen tantas preguntas.
- Y el chico este Federico, ¿Cómo se portó delante de los amigos con vos?
- Bien, no sé qué decirte. Se tocan, se pegan, se dicen puto, qué sé yo, esas cosas que hacen los tipos.
- ¿Pero... bien?
- Sí, no sé.
- ¿Qué pasó?
- Nada, me jodió un poco que... no sé, sentí que en un momento me estaba mostrando.
- ¿Mostrando a quién?
- A los amigos, que me estaba paseando como su conquista.
- Bueno, eso no está mal. Quiere decir que le gustás.
- No, mamá, quiere decir que entre una muñeca inflable y yo no hay ninguna diferencia.
- Qué exagerada que sos.
- Sí, soy exagerada, ¿Y qué? ¿Por qué todo tiene que ser amable y correcto y normal? Me cago en lo normal, me da por el quinto forro de las pelotas que todo sea... no sé, tibio.
- ¿Tibio? Es una relación, no una comida.
- ¿Qué sos, graciosa?
- No, pero así los tipos te van a dejar.
- ¿Por qué no te callás un poco la boca? No me puede dejar porque no estamos saliendo, y si me deja - como vos decís - me da igual.
- ¿En serio te da igual? ¿Y para qué lo ves?
- Para coger, mamá. Para que me cojan,
- Bajá la voz, querés.
- No, no quiero. ¿Qué tiene de malo? Quiero que me la pongan cada tanto, tengo derecho.
- ¿Pero no lo querés ni un poquito?
- Sí, qué sé yo, no es mi ideal, pero está bien.
- ¿Y quién es tu ideal?
- No existe. La palabra ideal da a entender eso, que es una idea.
- Bueno, pero de las ideas solo no se vive.
- Sí, mamá, tenés razón.
- ¿Adónde vas?
- Al baño. Pedí la cuenta.
- ¿No querés un café?
- No, me duele la panza.
- Ves, eso es porque tomás mucho. Hacéme caso, tomáte un Ibupirac.
- No me rompas más las bolas.
3 Comments:
"para que me cojan"
MUY BIEN DICHO MR SEGAL!
a veces solo se buca eso.
abrazo
elmarodelagente
"para que me cojan"
MUY BIEN DICHO MR SEGAL!
a veces solo se busca eso.
abrazo
elmarodelagente
si, sr segal de vez en cuando se
agradece un texto asì
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