Sunday, September 25, 2005

El otro yo, mi idolo

El mejor estado posible se logra sin mayores intenciones. Cuando uno dice "me voy a poner como loco, voy a planificar mandar todo por la borda", las noches acaban siendo tibias, sin ton ni son. Ayer no fue el caso y sí... fue una gran gran noche. Arrancó con una batahola (alta palabra) de partidos de Winning Eleven, el mejor juego de la historia de Playstation (de más está decir que los juegos de fútbol hacen a la vida mejor). Pero estoy divagando.
Señores, ayer fui lo que siempre creo que debería ser. Ayer me recibí de galán con especialización en dandismo.
Empezamos bebiendo unos whiscachos en lo de Layo, el hermoso. Así, al natu, con unos hielitos. Nada de coca, los hombres bebemos whisky como viene, saboreándolo.
Una vez acabados los vasos, partimos hacia lo de Federico, el modelo publicitario, amigo de la infancia con un llamativo parecido a Gael García Bernal. Federico había citado en su casa a un variado conjunto de muchachas, no carentes de atractivos, que había conocido en una manifestación o uno de esos eventos masivos y populares a los que la gente como yo jamás va. Como Layo y yo habíamos fijado la mirada en la misma garota y esa tarde me había molido a goles en el Winning Eleven, la competencia se puso en marcha. Pobre chaval, no tuvo chances.
La sumatoria de alcoholes empezó a surtir efecto. Todos sabemos que la alcoholemia tiene su faceta genial y en un momento decae.... y cuando lo hace la cosa es medio violenta, uno se deprime mal y quiere irse a dormir. Nunca ocurrió. La noche creció, creció, creció... y nunca decayó.
Pronto me descubrí en un estado de ensoñación, donde el pudor se había fugado y las frases brotaban de mi boca redondas, pulidas, adorables. Había nacido un otro yo ultra galante, muy sofisticado, muy sutil y salvajemente insinuante. Y enfrente mío, zas, la jovencita antes mencionada, hojeando un libro como si matara el tiempo, como si me esperara.
Y ya no había nada que pensar, no había nada por qué angustiarse, un estado zen de olvido, de presente puro. La histeria era una placer (al fin), el juego se desenvolvía fluidamente, todo era goce y disfrute. Ambos sabíamos adónde iba la cosa, pero no había prisa.
Y bebí, más y más, ya no importaba nada, no había mañana (hoy), el dinero no era problema y las ganas de bailar abundaban. Y las miradas, y los contactos breves y casi accidentales, y yo convertido en el rey de la fiesta (que por cierto era en Barracas, de esos tugurios que a mí me suelen deprimir, pero ayer me parecía encantador). Entonces llegó el momento de atacar. Acercamiento a su oreja, leve soplido, como para despertar zonas erógenas.
"¿Qué te parece si nos alejamos del grupo?"
Y sí, cómo me iba a decir que no, si nada podía salir mal. Y salimos, y vinieron los besos pasionales, y yo siguiendo el manual del buen amante, encendido, convencido de que estaba haciéndole a esa chica lo que toda mujer pretende que un hombre haga. La sensación era muy fuerte, como de seguirdad absoluta, que se traducía en un tacto preciso y exhuberante, casi adictivo. Y ella que pedía más y yo que dosificaba provocativamente...
Entonces me dijo, solita, sin que nadie la presionara: "Yo me iría con vos adónde quieras, pero estoy con Andrés."
Está bien, no te hagas problema, si a mí no me importa nada y, de última, no necesito tener sexo para sentirme satisfecho, me basta con un buen jugueteo y con hacer lo que me sale, sin tapujos.
Y nos fuimos, veintemil en mi auto, y yo contento por ser el conductor feliz y dado vuelta que lleva a la masa danzante a su hogar. Y la música a full y los cuerpos rozándose, y yo dialogando con los basureros, gritándoles "salúd".
La noche acabó a eso de las 8 de la mañana, con un sol hermoso sobre mi cabeza, con un saludo cordial pero no desinteresado hacia L..., mi compañera de noche. No me hablen de amor, no me hablen de compromiso, no me digan nada de pedir teléfonos o mails. Ella entendió. Las cosas son lo que son y duran lo que deben durar.
Y besos a Emma, mi encantadora perra bloodhound, e irse a dormir, agotado, con la tenue luz naranja de la hora mágica, con la liviandad de ser uno, natural, con los deseos medianamente satisfechos.

3 Comments:

Blogger Unknown said...

¿Medianamente? ¿Eso es ganar? ¿Con su edad, con su experiencia acumulada?
Por favor, cuando complete la historia (que, por cierto, merece un consabido "continuará"), hágannoslo saber. Que no haya Andreses obstaculizando la meta la próxima vez.

9:25 PM  
Blogger Unknown said...

Ah, párrafo aparte... ¡¡¡Pasó las 500 entradas a su blog!!! Y nosotros con nuestras efímeras, aunque esforzadas, más de 300...
Espero que se enorgullezca, su blog es hasta el momento, más interesante que nuestro preciado "Yo Soy George Clooney". Hasta yo lo visito más seguido que al nuestro. La envidia no invalida, como bien dijo alguien, alguna vez, en algún lugar.

9:32 PM  
Blogger Cadmo von Marble said...

Animo, Leo. Lo que pasa es que ustedes se cuelgan y postean cada vez menos...
La historia, pase lo que pase, tendrá final feliz.

1:41 PM  

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