Friday, January 29, 2010

Material bruto

19-10-08

Tal vez sí era cierto de que la ubicación del cuerpo dictaba el estado emocional en igual medida que el clima, ese factor tan discutido como ciertas disciplinas sociales que aún no cumplen el centenario. Tal vez la cuestión fuese el espacio, otro elemento citado con tal asiduidad que hasta los porteros de edificios o las viejecitas de ánimo intempestivo que se aventuraban al mercado a comprar las verduras que sus propias manos hubiesen podido cosechar, de haber tenido otra vida. O el momento del día, ese período hemingwayano de escritura entre las seis de la mañana y el mediodía, o algo similar, luego baños en la piscina frente al velero, hacer el amor desenfrenadamente con la señora de H. o recordar a Africa, pensarla aún con esa ilusión tan ingenua e infantil que salva a los escritores de ser unos completos payasos.
Pero hacer literatura era cosa seria, era pararse en otro lado del mundo y permitirse una mirada amplia, bien definida, siempre atenta al detalle digno de resaltar en los retratos de apariencia opaca. Este era el juego de pasearse con aire de modestia, mientras construía con una serenidad antes impensada una torre de fortaleza, un puente de disciplina y sólidos cimientos de entereza.

12-4-09

Travesti, celular
Lola, fiesta
Cecilia, fiesta
Van der Velde: estabilidad para, al final, caerse. Yo, al revés. Triunfo.
No somos tan diferentes, al final. En serio. El problema es que me pedís, me exigís que sea como todos los hombres. Eso es una mierda de la mentalidad femenina, que espera que seamos todos el estereotipo del gorila posesivo. Y yo al gorila me lo paso por las pelotas, ¿entendés? No porque no lo tenga, a veces - muy pocas - lo tengo, pero también soy otros.

18-4-09

Desde que no estás hay un vacío pequeñito, pero vacío al fin.
Llamáme.

19-6-09

Homeopatía y minimal, afteroffice quemado.

30-6-09

Desde hace poco más de una semana soy productor de documentales para televisión. El trabajo prometía ser exigente, y aparentemente lo será pronto, pero por ahora soy dueño de mi tiempo. En un principio la gente me miraba raro y veía en sus ojos que se preguntaban quién era ese tipo nuevo al que los jefes tratan con respeto, qué venía a hacer. Me hablaban con cuidado, tratando de no revelar demasiado qué piensan. Me dieron un escritorio chiquito, pero esta semana ya me armaron uno grande y de madera, en la misma oficina que los capangas. Hoy el camarógrafo principal de la productora se refirió a mí como "jefe". Mucho no entiendo.
Me manejo con cierta impunidad. Tomo café a cada rato, salgo a fumar cigarrillos al balcón todo el tiempo y ayer me quedé dormido en mi escritorio. También entro a Facebook cada dos por tres y me pongo a escuchar música, simulando que estoy revisando el material bruto que acaban de traer de México. Cuando me mandan material, lo miro por encima, anoto cosas en mi libreta que nadie más entiende y opino con autoridad, aunque no tengo idea de qué estoy hablando. Se supone que estoy a prueba, entonces mejor tomármelo con cierta gracia. Si me despiden, seré dueño de mi tiempo otra vez y, entonces sí, me decida a ser actor, o desocupado.

21-8-09

Unas ganas inmensas de abandonar este cerebro. De sacarlo y poner otro. Más sencillo. Mecanismos que no entiendo. Imposibilidad de comunicar, menos aún de saber. Ni una certeza. Huecos que no sé llenar. Una vulnerabilidad que me avergüenza. Y siempre la misma historia: la distancia, la distancia, la distancia. El horror en el rostro ajeno. Arrancar el árbol de raíz. Y la culpa, la puta culpa de saberse responsable. Tanta exigencia para un cuerpo tan magro, tantas expectativas sin resolver y tantos secretos ocultos. Tanto miedo a que te vean por lo que en realidad sos: débil, frágil, incapaz de llevarte a buen puerto. Otro victimario que es realidad víctima de sí mismo.
Conozco la sensación y es siempre la misma. Un vacío, un hueco. Sentir que nada alcanza, que hay que destruir lo que hay.

2-9-09

Son días tormentosos y el cuerpo me pica como ungido, como exacerbado. Caído en la tentación del rescate meticuloso de cada centímetro, escucho a los gatos comerse con voracidad impúdica los restos de una media que supo ocupar un puesto en el altar de mi ropa interior.

4-9-09

Tengo un libro sobre La Santa Muerte y un control remoto de aire acondicionado. Tengo también una ventana que da a una calle empedrada y un cielo muy gris que me tira para abajo, más abajo que la cueva de la araña, de donde sale para comerse al roedor que por ahí pasaba. Las fuerzas me faltan y solo deseo echarme en una cama y dormir indefinidamente. No más noches sin dormir, no más alcoholes y brebajes, no más bestias demandantes. Un sueño de quince siglos, de cristianos y de moros, una sábana de lino opaca y espesa que me cubra los huesos durante el tiempo inconcluso en que las termitas me comen las extremidades con amor y también con saña. Días de fines de cosas, de lustros que se volaron, caminos muy cortos e ideas que no se cierran, que se encabalgan a otras.

23-9-09

¿Cuándo empezó esta sensación de falta de libertad, de estar encerrado como una mosca contra una red?

16-10-09

Esto es lo más cercano que conozco a la libertad. Esto, este instante tangible de soledad, este pedacito de mí mismo desglosado en palabras. Del más minúsculo fragmento de mundo construyo una épica de lo imposible. No me detengo, me monto a la velocidad centrífuga de la vida misma y cierro los ojos cada vez que siento el impulso de parar y mirar a los costados. Es todo un solo movimiento, un avance infinito hacia un adelante que no vislumbro, que elijo no ver, sino intuir. Es esa sensación exhilarante de descubrir a medida que se pisa, de encontrar la forma más que de plantearla de antemano, o de moldear sin conocer aún la textura de la masa.
La preciosa obscenidad de ser desmedidamente personal, o de ser tan íntimo como las barreras de la mente me lo permiten; me come la voz, me irrita con sus ínfulas de grandeza, pero esta vez gano yo. Es decir, pierdo menos que en otros campos de la vida. La batalla nunca cesa y es humana como el dolor y el desenfreno, pero algo del orden de Dios se cuela en la ecuación. No encuentro palabras mejores ni alternativa más precisa que acudir a lo divino, a lo sagrado.

2-12-09

Estás condenado a vivir bajo tu sombra, la historia está condenada a repetirse.
Me salí de la coraza para la función.

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