Tuesday, December 09, 2008

Proyecto

No solo me di cuenta, sino que me dijeron, que cada vez escribía cosas más largas. Y yo dije - y me dije -, entonces: ¿No es hora de...? No, mejor no decirlo, ya pensarlo es criminal. Si algo aprendí en este camino de espinas es que anunciar las acciones implica no concretarlas. Pero el momento es propicio. Una cierta madurez mental que antes no estaba presente es un aditivo nuevo, un condimento que puede ser más útil aún con el acto mismo de trabajar.
Este regreso a la Argentina, país de bárbaros y de nostálgicos, también incentiva al trabajo: ¿Qué mierda hago acá sino escribir, si la gente habla demasiado, el calor agobia y las mujeres traicionan mientras sonríen? No se trata del discurso exitista del que ha vuelto del mundo civilizado, ni el resentimiento de quien ha despertado de un sueño. Yo elegí este retorno, yo mismo dicté la fecha de regreso a esta tierra de masacres cotidianas. Esta mierda huele mal, pero es mía, eso quise decir. Pero ahora que le veo de cerca... qué rústica es. La Argentina es un rancho de paja que se vuela con el primer temporal, es el acto de probar por atrás si no entró por adelante. Es la palabra esquiva, la sonrisa mentirosa, el engaño que nos quieren vender como simpatía mientras nos duelen hasta los huesos. La Argentina es una mujer guapa que te clava un cuchillo y después te ofrece pastelitos de membrillos, como si el sabor dulce - que siempre dura poco - bastara para hacerme olvidar que estoy sangrando y que pronto comenzaré a agonizar.
El futuro es incierto, pero eso siempre fue así. Solo quería decir que mis miras apuntan a algo grande. Que sé el riesgo de mi cometido, pero que algún momento hay que abrocharse el cinturón. El tiempo dirá. Yo procuraré que las mentes de bajo vuelo no me aten los tobillos, evitaré esos círculos donde los juicios de valor están a la orden del día y trataré de silbar bajito, no sea el caso que descubran que yo algo sé que ellos no saben: que la serenidad no se compra con pastillas sino con trabajo.
Cada tanto vendré a decir una palabra, una impresión. ¿Qué más puedo hacer que eso? Sabrán disculparme si el verdadero jugo lo reservo para lo otro, pues a fin de cuentas soy uno solo y la voluntad no me hace superhombre sino más humano, limitado por mi inmensa felicidad.

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

bienvenido

12:44 PM  
Anonymous Anonymous said...

cuando te pones así
eres irresistible.
precioso como lo dices.

9:03 AM  
Anonymous Anonymous said...

en tu libro
en tu peli
en lo que hagas
creo!

9:04 AM  

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