Friday, March 30, 2007

Volvieron las noches del Toro

Próximamente... Mi noche loca con David Lacahpelle. Sí, amigos, el mismo fotógrafo que retrató a Madonna, Naomi Campbell, Angelina Jolie y Leonardo di Caprio me dijo una y otra vez a lo largo de una extensa noche de fiesta "sos hermoso, muy hermoso".
Y yo, aunque eso de tocarse entre hombres no me gusta, no pude menos que sentirme halagado.
Con el honor intacto y el ego muy arriba, claro está.

Wednesday, March 21, 2007

Fábula

Todo acababa siempre en lo mismo para Richard. "Yo no soy igual a los demás", repetía para sí una y otra vez. "Soy especial", pensaba sin jamás decirlo en voz alta, por miedo a las burlas y oprobios de quienes lo rodeaban. En efecto, sus amigos se asumían como gente común y las novias de sus amigos eran chicas comunes y todo el mundo era feliz con lo que le había tocado en suerte. Todo aquello superaba al entendimiento de Richard. "Si yo soy diferente y si yo soy especial, me merezco una chica que sea diferente y especial. Yo no quiero cualquier novia", reflexionaba, "yo quiero una novia que sea como yo". Y, una vez que empezaba con este hilo de pensamiento, no podía evitar pensar que también merecía una casa más linda, una mascota más atlética - porque Richard pensaba que él era verdaderamente atlético, hasta digno de envidia de parte de sus amigos comunes -, un trabajo más prestigioso y un reconocimiento mayor. Para Richard, la vida era un asunto de merecimiento, una cuestión ajena a las decisiones personales y a las circunstancias. Richard asumía, como alguien le había enseñado de niño, que las cosas había que merecerlas y si no tocaba lo que uno buscaba, pues a guardarse el rencor y listo. Por este motivo, Richard era envidioso y resentido. "El no merece eso", gritaba para su interior, "mejor que ella no me quiera porque es fea", analizaba, "ya lo va a perder por su ineptitud", completaba. En el fondo, todo se reducía a pelear con los demás, a competir con los demás, a anhelar lo ajeno o a gozar a otros por lo propio. La vida era para Richard un camino de sufrimientos y frustraciones y ningún logro le producía una felicidad suficiente como para vivir en paz. Había aprendido el oficio de pasarla mal y lo ejercía 24 horas al día, incluso en sus sueños. Hasta cuando amaba a alguien, Richard lo odiaba.
Un día Richard conoció a una chica amable y noble y generosa, quien lo amaba sin miramientos y sin reproches. Sin proponérselo, se vio inundado por una felicidad tan inmensa e indescriptible que no supo cómo reaccionar. Pero, dado que ella no era tan hermosa como lo que Richard suponía que se merecía o tan envidiada por sus amigos - gente común, ellos - como él necesitaba que fuera, Richard la dejó. Ella lloró y él lloró, pero nunca más pasó nada entre ellos.
Richard fue miserable y retraído por el resto de sus días, lo invadió la melancolía y la vejez fue con él tanto o más cruel de lo que es con todos nosotros.

Sunday, March 18, 2007

Literatura, así, con mayúscula

No sabría cómo hacer para que la encadenación de palabras que deletrea la frase "hoy me enamoré de una lesbiana" realmente describiese la sensación que atravesé cuando hoy me enamoré de una lesbiana. Muy sensual ella, muy esbelta, muy determinada. Igual a mi ideal de mujer, salvo que mi miembro le parece tan interesante como un paquete de guisantes.
Pero eso es lo de menos.
Porque también me reencontré con mi amiga española y recuperé al verla a un pedazo de mí tan lejano que finalmente comprendí que ese del año pasado que habitaba mi cuerpo y yo somos, quizás, la misma persona. Un pasado insertado en el presente que deriva en un extrañamiento completo del tejido de la realidad. Un punto perdido a mitad de camino entre San Agustín y Slavoj Zizek, más o menos, para dar un parámetro.
Recuerdo haber postergado planes y fomentado el presente estático del momento en la terraza.
Recuerdo beber solo las cervezas más frías del congelador, colocadas con antelación en un momento de lucidez.
Recuerdo haber sentido esa tristeza cruda y honesta que sale a relucir cuando uno está dispuesto a reconocer que las cosas son lo que son y no lo que desearíamos que fuesen.
Recuerdo haber pensado que "ni toda la belleza del mundo podría eclipsar a esta melancolía" o que "no quiero ser feliz, sino estar triste sin atormentarme".
Y recuerdo más cosas, bailes en el pasillo, luces rotas, portazos malintencionados, miradas lascivas que no llegaron a buen puerto y hasta declaraciones amorosas desmedidas en el piso, entre el polvo, poniendo en escena una intensidad alcohólica que desearíamos poder mostrar a la luz del día.
Pero aún así ese no es el punto.
Porque hay muchas otras cosas que recuerdo haber hecho y sin embargo no les cuento.
Y si el límite entre lo decible y lo indecible es cada vez más escueto, no es más que un intento - temible y amenazador, pero sincero - de hacer las cosas hasta el final. Como se debe.
Hasta que no escupa hasta el último pecado, no será digno.
Hasta que no relate una masturbación fugaz en la tarde del sábado, no será sincero.
Hasta que no borre hasta el último trazo de injerencia del orden moral jerárquico, no será literatura.

Vamos a decir, por el bien de la conversación, que es esto es solo el comienzo.

Monday, March 05, 2007

Moral


Los que leen este blog saben: Acá no se oculta nada. Acá no se limpia nada. Acá no se disfraza nada. Y no es periodismo de investigación, pero acá las cosas son como son (o como fueron).
Este blog no pide perdón.
Este blog no da explicaciones más allá de las que cree necesarias.
Este blog no se distancia ni un ápice de lo que opina su responsable.
Este blog no pide nada a cambio de su ofrenda de anécdotas de dudoso gusto y actos de egomanía, más que una cosa: los comments son un espacio de intercambio o de diálogo, no los llenen de moralina. Este blog no se alimenta de ellos, puesto que seguiría existiendo con un índice cero de lectores. Los respeta y los valora, sí, pero juzga a ciertos comments un tanto ajenos a la política del lugar.
Y cuando uno ve que está fuera de sincro con el lugar donde está, mejor buscarse uno que le siente mejor.
Este blog no tolerará juicios morales sobre las acciones relatadas. Fueron hechas con un fin, con premeditación y alevosía.
El responsable no pretende ganarse el afecto ni la admiración de ninguno de sus lectores y si elige escribir sobre esos acontecimientos es porque los considera dignos de narrar. Todo lo demás - absolutamente todo lo demás - le tiene soberanamente sin cuidado o, dicho de otro modo, se las trae floja.
El responsable desea dejar en claro que envía sus más cálidos saludos a aquellos lectores que han sabido apreciar la naturaleza y la dinámica de este espacio de expresión.
A todos los demás... acá la tienen, vengan a buscarla.

Atentamente,
El responsable.

Thursday, March 01, 2007

Thin, tall and charming

Yo no levanto a la pasada, yo selecciono. Yo estudio y analizo, actitudes, gestos, rasgos. Yo lleno los casilleros a medida que pasa el tiempo. El cuerpo, el andar, el sentido del humor, el manejo del sarcasmo, el nivel cultural, el modo de vestir, la ideología, señas distintivas, dinámica de grupo, signos de carácter, predisposición al juego, mirada y así sucesivamente. No es fácil, pido mucho. Casi al borde de lo escesivo.
Pero encuentro. Y entablo relaciones profundas e incisivas. Pero no con cualquiera, sino con quien elegí.
Las mujeres de mi vida son, por decisión personal y por sus inmensos méritos - equiparables a sus monstruosas falencias -, únicas e irrepetibles.
O no.
Porque parece que una fuerza oculta se empeña en desmentirlo.
Hace un par de semanas encontré a un especímen milimétricamente igual a Chiara, lo narré.
Pero hoy encontré un ejemplar asombrosamente parecido a Cecilia. Dudé incluso si no sería ella, lo cual hubiese sido grotesco. Vale aclarar que con ella está todo bien, pero si no nos cruzamos es mucho mejor. Resulta que voy a una reunión de teatro y aparece ella, me cago en mi mala suerte... pero no. Mucho más joven, menos atrevida, con un par de años por delante para tramar su maldad.
Pero vestida igual. Tenebrosamente igual. Mismo pelo, misma composición facial, mismas All Star blancas, mismo tipo de vestidos, mismos brazos. Dios. Incluso mismo giro de cabeza. Y yo dudando, hasta que le ví la cara como un global (no tan igual). Pero raro... dos clones en menos de un mes. Alienante.
¿Hay un Yo por ahí con el que mis ex chicas se cruzan? ¿Les pasará que van a un bar en la ciudad que sea que vivan y se topan con un Cadmo idéntico pero con los pómulos diferentes, o con elecciones de vestimenta cambiadas o con un tono de voz más nasal? ¿Hay un Yo que habla otro idioma, con rastas, vegetariano o de baja estatura?
Vamos a suponer que sí.