Sunday, May 31, 2009

Lares del hogar

Vienen y llaman, siempre de improvisto, al unísono. Son como espíritus en la noche que llaman y reclaman un poco de atención, como diciendo que no están muertos, que aún están de este lado. Cómo van a estar muertos, pienso, si están más vivos que yo. Van siempre juntos, uno sombra del otro, la otra luz del primero, como cielo partido. Y en las noches oscuras, así como en las mañanas frías, están ahí, cobijando mis penas, mirándome fijo con ojitos de sorpresa. Construyen y destruyen, siempre con la misma sapiencia, caras de saber y de pregunta, a cada paso un quiebre de cintura y una afirmación. Qué determinados son y qué sinceros, qué envidiable su modo de estar en el mundo y de exigir un diálogo. Y cuando nadie me entiende, cuando mis palabras caen en agujeros y me escatiman el afecto como a leproso infame, ahí están, infalibles, fieles como el musgo. En las altas noches, cuando despierto de una pesadilla en la que el mar se come a la tierra y me encuentra descalzo, pisando alquitrán, los encuentro a mi lado, croando como ranas, diciendo sí, aquí también estamos y no necesitamos más que tu presencia. Tu mera presencia, sin aditivos ni condimentos, nos basta.

Thursday, May 28, 2009

El twist del suicidio (Caicedo)

En el bondi, en la calle. ¡Me siento suicida!
Cuando me habla mi madre. ¡Me siento suicida!
Cuando pago las cuentas. ¡Me siento suicida!
Cuando pido que me mientas. ¡Me siento suicida!

¡Suicidio, intento de sucidio!
(Caicedo, Andrés Caicedo)
¡Suicidio, a la vuelta está el suicidio!
(Caicedo, Andrés Caicedo)

Un lamento, una queja, un ya es muy tarde.
¡Muy tarde, suicida, muy tarde!
Un te quiero, me quieres, te quemo y me arde.
¡Te arde, suicida, te arde... te arde!

¡Suicidio, alguien dijo suicidio!
(Storni, Alfonsina Storni)
¡Suicidio, no se olviden del suicidio!
(Storni, Alfonsina Storni)

¡Es el Club, es el Club, oh yeah
de escritores suicidas!
(Muy jóvenes, tan jóvenes, tan lindos y jóvenes)
¡Somos todos, somos todos, somos todos...
suicidas!
(Tan tristes, tan tristes, tan románticos
y tristes)
¡No sabemos... cómo salir del pozo!
(Me hundo, te hundes, hundirse en el fango)
¡Me duele, me quema, me saca, me pincha...
y acabo en el foso!
(Sufrir es algo bueno, sufrir hace novelas,
poemas, cartas...)

¡Suicidio, el Club del Suicidio!
(Póstumos, Infames, Ignotos y Drogones)
¡Suicidio, el as bajo la manga!
(Palabras, palabras, palabras y una daga)
¡Suicidio, pensamos y lo hicimos!
(Mamá siempre decía que yo no era feliz)
¡Suicidio, nos seduce el suicidio!
(Me han publicado, ¿De qué sirve ese triunfo?)

Caicedo, Caicedo, Caicedo, oh yeah...
Caicedo, Caicedo, Caicedo, oh yeah...

Wednesday, May 27, 2009

Oie, mami, oie: ¡Sensual, sensual!

Dejame, dejame, dejame que te muerda, dejame, dejame que te arranque, dejame, dejame que te diga, dejame, dejame que suspire, dejame, dejame que te enferme, dejame, dejame que babee, dejame, dejame que te pellizque, dejame, dejame que rebalse, dejame.
Y esas piernas, ay qué piernas. Y esos labios, ay qué labios. Y ese escote, ay qué escote. Y esas uñas, ay qué uñas. Y esos codos, ay qué codos. Y ese pelo, ay qué pelo.
Estas ardiente, estas ardiente, estas ardiente, estas ardiente, estas ardiente.
Y yo que te miro pasar te digo, yo que te miro pasar te digo, yo que te digo pasar te digo: oie, mami, oie. Oie, mami, oie. Mira como te sigo, con la mirá perdida, con la mirá perdida, con la mirá perdida, perdida en ese escote, perdida en esas piernas, perdida en tu entrepierna, perdida en tus pestañas, perdida en tu sonrisa.
Vaya si eres ardiente, vaya si eres salvaje, vaya si eres felina, vaya si eres genuina.
Vaya, vaya, vaya, vaya, vaya, vaya. Sensual, sensual. Vaya, vaya, vaya. Sensual, sensual. Oie, mami, oie. Sensual.
Dejame, dejame, dejame, dejame. Ser tu almohada, mojarme en tu ducha, lavarte los pies, secarte las bragas, enjuagarte el sobaco, lamerte las rodillas, servirte de poste, rasurarte las piernas, pintarte los labios, lavarte la falda, comerme tu mierda, escupirte en los dientes. ¡Sensual, sensual! Oie, mami, oie. Sensual, sensual. Dejame, dejame, dejame, dejame, dejame.
¡Sensual, sensual!

Sunday, May 17, 2009

Mono

Subte, calle, abrazo, saludo, subte, shopping, bowling, birra, pizza, cigarro, birra, bandas, cigarro, baño, merca, cigarro, birra, gin tonic, bandas, salto, grito, cigarro, birra, bondi, bar, auto, cuatro, minas, campo, calle, puerta, plata, birra, cigarro, minas, charla, pista, baño, porro, bigote, charla, dibujos, merca, patova, fuera, basta, bandas, charla, saludos, casa, gatos, timbre, gente, té, cigarros, charla, galletas, risas, queso, mañana, sábanas, sueño.
Mediodía, limpieza, compras, trompeta, hamburguesas, arroz, cáncer, odio, tripas, ataúd, lamento, sangre, cuchillo, degüello, carnaza, escritos, cadáver, tugurio, fin, fin, fin, fin, fin, fin, fin, fin y odio, odio, odio.

Sunday, May 10, 2009

Hilos invisibles

Dijo que su vestido era de brocato. ¿Brocato es la tela o los brillantes?, pregunté yo. Dijo que se llamaba Luna y que era, o quería ser, actríz. También dijo que le pesaban los párpados a la mañana, que estaba harta de no hacer nada y que, a veces, se sentía vieja, viejísima. Le dije que jugáramos a las preguntas y respuestas. Uno por vez, dijo. Sí.
¿Qué estás buscando cuando mirás para atrás?, pregunté.
A alguien, alguien que... prefirió callar. Su turno.
¿Qué esperás cuando me hablás?, preguntó.
Saber qué vas a decir.
No, respondéme bien. Tu respuesta es muy tajante.
¿Qué querés, la verdad? Hacéme de nuevo la pregunta.
No, eso es muy obvio.
Está bien, te voy a decir. Espero ver si, además de parecerme linda, me parecés interesante, mentí.
Luna se empezó a incomodar. No estaba acostumbrada a hablar frontalmente. La encontraba poco interesante y demasiado aniñada, pero no tenía nada mejor que hacer y tenía ganas de hablar.
¿Qué esperás de la noche?, apuré.
Fama, respondió.
¿Fama? ¿En qué sentido?
¡Ves, vos pensás todo demasiado! No me gusta esta conversación. En el modo en que dijiste "fama" se nota que ya pensaste mi respuesta y que me juzgaste.
¿Te estoy quemando la cabeza? ¿Estás incómoda?
Sí, un poco.
Bueno, hablemos de cosas menos trascendentes. ¿Qué tomás?
Cepita.
No, mentira. Eso tiene vodka, dije, sabiendo que no era gracioso. Pero ella se río.
¿Y vos?, preguntó Luna, ¿Tomás líquido amniótico?
Sí, líquido amniótico con espuma.
¿Vos sabés lo que es el líquido amniótico?, preguntó Luna al tipo de enfrente, un dientudo simpaticón que acababa de volver de Londres, donde había estudiado música en un estudio del East End.
¿El líquido qué?, dijo el dientón.
Es lo que hay adentro de la placenta, donde flota el bebé, dije yo, sabiendo que las respuestas precisas me alejaban de mi público.
Luna, le dije, aburrido del juego. Luna, tenés que ir para adelante. Tenés que hacerte sola porque nadie va a hacer nada por vos.
Es que no se puede hacerlo sin compañía, a nadie le importa, se quejó.
Esa es la vida, es triste pero es así. Uno tiene que hacerse solo. Yo tengo veinticinco, y créeme que estoy mucho mejor ahora que a los veinte, tengo más perspectiva de las cosas, estoy más asentado, pierdo menos el tiempo. Pero ojalá me hubiese dado cuenta de estas cosas a los veinte.
Luna no apreció mis consejos. Le daban miedo. Tanto peor para ella, pensé, si no quiere tomar la palabra de la fuente primaria. La juventud posmoderna no aprecia el valor de la experiencia, pensé, sintiéndome Willie Nelson o algún viejo de bar en Texas.
Después de eso, Jazmín la dark que siempre está triste, me dio un número de teléfono falso. Mierda, pensé, cuánto miedo tienen estas mujeres. Cuánto miedo hace falta para huir de un tipo que las trata bien. Uno no sabe bien si apenarse por el castigo que se infligen a sí mismas o culparlas por el placer sádico en humillar al pretendiente.
Me daba igual, mientras tuviera cerveza en la mano y resabios de agua sucia en la sangre, todo andaba. Robar cigarrillos nunca me salió tan bien, e incluso cuándo fracasé lo hice con estilo. El Clan de las Rubias me dio Lucky y hasta hablamos de disfraces (¿De qué te disfrazarías? De Robin Hood. ¡Ay, te re imagino en calzas apretadas! Pero creo que quedarías mejor de Campanita. ¿Campanita? No, eso no luce), las solteronas del rincón me dieron Marlboro dos veces (¿Es muy indiscreto si les pido un cigarro otra vez? No, tomá. ¿Se quieren sumar a la mesa? No, chicos, todo bien, pero no. Mirá que con nosotros te reís seguro, somos buena gente. No, en serio, no. ¡Bueno, si te arrepentís estamos acá, a un metro!) y Juanma, que parece que era el bajista de la banda del dientón de Londres, nunca decía que no. Cuando la de rodete me dijo que no, le dije que valía la pena el intento y remera a rayas, que le tenía ganas a rodete pero estaba demasiado lánguido como para echarle la garra (¡Qué horror el ideal moderno de hombre apechugado que usa saquitos de abuelo y anda por la vida encorvado, flequillo a cuestas, rogando clemencia!) me dijo que mi respuesta había sido excelente.
Cuando bailamos, pateamos el piso. Eso se sintió bien. Zapato contra piso hace taconeo. Pateamos el piso hasta que nos aburrimos, fumamos un porro con la de musculosa y tetas medio caídas - pero buena onda - y me fui a casa. Los gatos maullaban, uaaau, uaaau, se metieron conmigo en la cama y nos dormimos los tres al ritmo del motorcito.

Thursday, May 07, 2009

Ni aún el viento

Yo estaba solo, pero ahora lo estoy más. ¿Más solo que estar solo? Pues sí, más solo.
¿Adónde fueron esas voces ya marchitas y ese amor de pueblo chico?
Vuelvan a mí, vuelvan.