Monday, October 31, 2005

Mirta dixit

Mirta es mi instructora de Yoga. No sé si ella me quiere, pero yo le tengo un poco de aprecio. Ella no sabe mi nombre y se la pasa bajando línea sobre el budismo, que yo obviamente no compro, pero las señoras mayores que pueblan mi clase sí. Mirta me despierta, de hecho, un poco de rechazo por momentos, aunque su paz interior y su inaudita flexibilidad superan la barrera de mi comprensión. No, no es joven; no, no está buena, pero se ganó su respeto. En su honor, repetiré las palabras que ella misma nos pronuncia al final de cada encuentro. No sé si me caben, no sé si me las creo, no sé si me gustan, pero estas son.

Nada me turba.
Todo pasa.
Dios no me abandona.
Con paciencia, todo lo consigo.
Dios no me falta
y tan sólo con eso me basta.
Shanti.
Paz.

En fin. Espero que les haya servido de algo.

Sunday, October 30, 2005

Royal crown revue

Ayer terminó el festival BUE. Hubo altas y bajas, como era de esperarse. En algún momento de la noche pensé "cuantas buenas bandas que vi en mi vida. No sé si hay mucho más que pueda pedir." La revisión mental vino inevitablemente a la cabeza. Por eso, en honor de ese pensamiento, quiero hacer un relevamiento de lo que quería ver y finalmente ví (y no todos me gustaron, debo decir), así como esa gente a cuyos conciertos no asistí y aún hoy lo lamento.

Honorabilísima gente que fui a ver

The Rolling Stones
David Bowie
Bob Dylan
Lou Reed
Eric Clapton
R.E.M.
Blondie
Morrisey
Elvis Costello
The Strokes
Beck
Prodigy
U2
Green Day
Morphine
Jamiroquai (2 veces)
Morcheeba
Placebo
Tha Mars Volta
PJ Harvey
Pet Shop Boys
Primal Scream
Guns ´n Roses
Metallica
Sting
Sheryll Crow
Dire Straits
Groove Armada
Chemical Brothers (2 veces)
Blur
Oasis
Bryan Ferry
The Breeders
Neil Young
No doubt
Jethro Tull
Goran Bregovic
Devo
Yeah yeah yeahs
Sepultura
Kings of Leon

Gente que lamento no haber visto

Smashing Pumpkins
Björk
White Stripes
Kiss
Prince
Iggy Pop
Rammstein
Marylin Manson
Nick Cave
Massive Attack
Michael Jackson

Seguro que me olvido de muchos. Pero como siempre pasa con las listas, se actualizan en los comments. Que no les extrañe que aparezca un As bajo la manga.

Friday, October 28, 2005

Decime, Jazmin, ¿Sabias que...?

¿Sabías que todavía presto atención cuando estás en un clase conmigo o no?
¿Sabías que me incomoda levemente tu presencia, que me esfuerzo en vano por parecer natural cuando estamos cerca?
¿Sabías que me atrae ese coqueteo chato, que me prendo fácilmente en la tosquedad de la oposición directa, casi sin fundamentos?
¿Sabías que sigo cayendo en este juego de niños, donde uno no dice las cosas de frente sino que disimula que no quiere lo que en realidad quiere?
¿Sabías que entro religiosamente a tu fotolog buscando señales de mí?
¿Sabías que estudio mi indiferencia, que calculo mi desprecio y que enfatizo mi intolerancia sólo para vos?
¿Sabías qué pequeño triunfo implica para mí un gesto de celos o una insistencia de tu parte?
¿Sabías que me doy cuenta cada vez que te vas y que escucho con atención cada vez que hablás por teléfono con alguien, o que te sigo con la mirada cuando te sentás a hablar con un grupo de gente?
¿Sabías que me levanto a chicas de tu entorno, sólo para que te enteres y te moleste?
Yo creo que no. Creo que no sabías. Tampoco sé si vale la pena que lo sepas.
Pero qué triste es el mundo cuando uno sostiene una mentira o cuando las cosas mueren.
Quedan las miradas. Que no están prohibidas. Que no esconden nada, porque no saben.
Y los pasillos, y las fiestas, casi de casualidad, y las excusas académicas.
Y las noches de Sábado, que ya no pueden ser compartidas en mensajes de texto fuera de lugar.
¿Por qué un duelo ahora? Porque puedo.
Porque me corto con la punta rota de la copa pero no me importa, porque ya empecé a beber de este vino rancio y no planeo detenerme hasta llegar al final del asunto, donde sólo queda la culata de vidrio y una buena proporción de penas.

Friday, October 21, 2005

La tecnica del beso

Besar es un deporte universal. Como todo deporte, tiene sus reglas y normas. Pero también está la fantasía, el lugar para el firulete y el regate justo. Vale decir: está la norma y el agregado, el valor plus, eso que hace que cada uno tenga sus modos, sus enfoques y sus estrategias a la hora del beso. A continuación (tomen nota), revelaré la mía.
La clave está en el acercamiento progresivo, casi como si una fuerza ajena impulsara el torso hacia adelante. Dejar que la otra persona hable y, fundamentalmente, dilatar el momento. Muchos creerán que dilatar el beso es una mala estrategia, pero mi experiencia dicta lo contrario. No es interesante quien besa en el momento esperado, quien se monta a la primera pausa que tiene en el diálogo para empujar hacia delante sus labios.
Yo espero y disfruto de esa espera. Estudio el anhelo de quien tengo enfrente y lo enfatizo, a partir de micromovimientos faciales. Morderse el labio, una sonrisa calculada, una leve torsión de cabeza. El otro sabe lo que le espera (a menos que uno sea un histérico empedernido y termine todas sus noches con un sorpresivo "me tengo que ir, mañana tengo cita a las 6 AM con el dentista"). Entonces lo dejamos hablar, y hablar, y hablar... y cuando se cansó ya de esperar y está hablando del tema menos erótico del mundo, uno sorprende con un beso fulminante y pasional, que deja a la otra persona anonadada, tratando de acoplarse a la moción pero desorientada dentro del monótono tema que estaba desarrollando. Las riendas las tiene uno.
Entonces, luego de unas cuantas estocadas gentiles, no demasiada lengua - mucha lengua es muy vulgar y mucha profundidad es directamente repulsivo -, pongo en práctica mi movimiento preferido: el "te dejo pero no te dejo".
Acerco los labios de la misma manera que vengo haciéndolo hasta ese momento pero los alejo justo antes del contacto. Repito este gesto varias veces seguidas, cada vez con mayor velocidad ante los intentos del otro de alcanzar el contacto. En ese momento dirijo mi mirada a la chica en cuestión y veo su sonrisa. Indefectiblemente, las mujeres sonríen en ese punto. El "te dejo pero no te dejo" no falla nunca. Es considerado una actitud lúdica divertida y cómplice, por lo que las señoritas se entregan sin reparos. Cuando uno ha implementado el "te dejo pero no te dejo" con éxito, lo remata ahora sí con un tremendo beso, equivalente a un submarino caliente en la más fría de las noches de invierno.
De este modo, nos ganamos el pasaje a recorrer táctilmente el cuerpo ajeno. No con la mano entera como hacen los primates, ni siquiera con un dedo entero. Se toma el dedo índice y se lo suspende en movimiento por todo el cuerpo, sin jamas tocarlo pero tampoco alejándose a más de 1 centímetro. No recomiendo esto a personas con mal pulso. La gracia es que las veces que uno roza al otro son intencionadas y estratégicas, en zonas particularmente erógenas (cuello, pecho, cintura, curva posterior de la espalda).
El resultado de la noche es irrelevante. Dos cosas se producen: nuestra compañera de aventuras encuentra cierta satisfacción (cosa que a todo caballero debería importarle) y nosotros vemos a nuestro ego hinchado y desafiante por el hábil manejo de las artes de la seducción.
Mi técnica ha sido revelada. No la intenten en sus casas, amigos. Desarrollen sus propias técnicas, que por algo el Señor nos hizo a todos diferentes y con habilidades particulares.

Tuesday, October 18, 2005

La publicidad y el populismo

Los noventas implicaron un salto desmedido en el terreno de la publicidad. Se ve que de la mano del menemismo, florecienron los ladrones en todas las áreas. Así, se produjo una superpoblación de "creativos publicitarios", esa raza anómala y descerebrada que invade nuestras vidas con sus paupérrimas ideas. Vamos a ser sinceros: agencias de publicidad hubo siempre, el tema es que hasta hace unos 20 años, las publicdades se contentaban con ser más bien básicas, promocionando el producto a través de un sketch artificioso y ameno donde una familia o una pareja aparecía consumiendo el objeto en cuestión.
Con los años noventa y el surgimiento de la nueva camada de "creativos", se instalan dos fenómenos paralelos e igual de intensos en el mundo publicitario: el humor absurdo (usado en cantidades industriales) y el populismo. Analicemos un poco a ambos.
Estos energúmenos descubrieron que la gente recuerda más a las publicidades graciosas que a las sensibleras o neutras. Como son (o eran) jóvenes y alocados, y se llevaban el mundo por delante y veían "Cha Cha Cha" (y creían entenderlo), les pintó lanzarse a hacer publicidades masivas con humor alocado y mucho sin senrtido, con el agregado de una voz en off canchera y grave. Insoportable. Se copiaron entre ellos, se repitieron y terminaron cansando. Ni un ápice de risas, sólo un enrome vacío de ideas y toneladas de pesos invertidos en ideas dignas de un simio distraído. Más de una década después, tanto un detergente como una conexión a Internet se promocionan con chistes estúpidos, golpes de efecto y personajes inventados para atrapar a las masas (falsos deportistas, vendedores grotescos e individuos feos/toscos/malhablados).
El segundo fenómeno es el populismo. Ahora todos los comerciales tutean al espectador, como esos invitados a cenar que se toman libertades que uno no les atribuyó. Y no sólo eso, hablan mal, destruyen el lenguaje, utilizan neologismos asquerosos y aplican giros verbales que harían vomitar a más de un literato. Es una verdad evidente: ante un público cada vez más analfabeto, elemental y consumido (por las drogas, por el alcohol, por la noche, por su propia imbecilidad), las publicidades se han vuelto populistas, básicas y directas (muchas chicas desnudas, mucho montaje acelerado, mucho rock, mucho bananismo).
El resultado es una avalancha de imbecilidad embotellada. Y uno, que es un ser educado, pensante, con cierta capacidad económica, no se encuentra representado en ese mundo. Por ende, no compra, ya que no se apunta a uno, sino a esa horda de jovencitos que creen que el mundo es su parque de diversiones. A los pastibolicheros, a los cumbianteros, a los barrabravas, a los nuevos ricos y a las nenas chetas de cerebros atrofiados. No hay lugar para la burguesía en el target comercial.
Habrá que tolerarlo, como toleramos tantas cosas, como toleramos antes y como seguiremos tolerando, tantos ignorantes dando vueltas tratando de convencernos de que en su salvajismo está la felicidad.

Sunday, October 16, 2005

Todo lo que uno ama demasiado, termina matandolo

No creo haber estado seguro de lo que decía cuando pronuncié esas palabras. Las dije, a la pasada, como si citara poéticamente en forma baladí. Pero no. Creo que me refería a mi apasionado interés en la serie El Prisionero y los elementos que tomé de allí para componer a mi cortometraje recientemente filmado, El Prisionero de Litterville; pero puede que hablara de otra cosa, del amor verdadero, del que uno siente por un cuerpo ajeno y enajenante, de querer y destruir, de la vida y lo que hacemos con ella. No sé. No puedo decir que soy amo y señor de mis palabras, o de lo que quise decir, o de lo que final e indefectiblemente dije.
Terminé de filmar y había que festejar. A lo loco, a lo bestia, hasta arder las velas. La joven guardia se fue borrando y sólo quedé en comunicación con Gustavo, quien prometió llevarme a una fiesta alocada llena de niñas. Accedí. Una siesta, unas cervezas importadas y un viaje en auto después, lo pasé a buscar y partimos hacia el cumpleaños en cuestión.
La mirada rápida, buscar posibles targets. Localizado: una rubia insunuante, con una formidable acento español, vasco para ser preciso. Y sí, y whisky, y churros sin dulce de leche, y demás, y cachondeo. Se va conformando un grupo, una unión: las dos españolas (la catalana versus la vasca), un gorra con pinta de zapa pero muy astuto y yo. Y que Nai, la vasca, se siente mal, y está enferma, yo creyendo que es una perfo gigante, pero no. Que está mal, joder. Que decide irse, coño, justo mientras yo meaba. Y me voy, entocnes, invitado por gorra y la catalana a una fiesta de "electrocumbia". Suena bizarro y me digo que vale la pena.
Paso las cuadras y no entiendo nada pero de repente llego a una fiesta cuya entrada es a voluntad del consumidor. Un largo corredor interior, árboles, una casa convertida, asambleas populares, los vecinos de palermo. Una locura total. Y yo bailando electrocumbia, como si me importara. Y la catalana, que me habla como si fuéramos amigos de siempre, y gorrita que le acaricia la cintura, y yo entiendo.
En eso me embolo y decido irme. Le pido a la catalana el teléfono de Nai (la llamaré hoy, domingo) y me despido. Me bastan dos pasos para girar y encontrarme con...J. Sí, J., esa que nunca encuentro cuando la busco y ahora que no la busco encuentro en todos lados. Me saluda y yo no lo puedo creer, y estoy bajo la influencia, y no puedo parar de hablar y se ríe ante mis palabras. No sé si hay amor, o si me importa, o incluso si me gusta, pero tiemblo como un muñeco.
Y bailamos y hablamos, y la abrazo y le prometo regalos para su cumpleaños y me muero de ganas de besar, no sé si a ella, puede que sí, pero besar en general, con la sensación verdadera de quien besa porque no tiene alternativa, de quien se lanza por la necesidad amorosa.
Los chistes no cesan de brotar de mi boca y no puedo parar de mirar a todo el mundo, la fascinación por los rostros.
Pero no puedo más y me voy y ellas vienen tras mí. J y sus amigas. Entran a un quiosco y compran una variedad de objetos kistch que desata las carcajadas de toda la clientela del lugar. Miro a una joven tatuada y perforada y le sonrio. Me mira y decide comenzar un diálogo, al cual accedo feliz, mientras J mira celosamente.
"¿Te dolió mucho?", pregunta, señalando al aro en mi nariz.
Niego y ella me confiesa su temor a las agujas. Yo la tranquilizo, yo la motivo, pero pronto volvemos a la realidad y ella vino a buscar cigarrillos y yo vine a acompañar a las muchachas y no hay razón por la cual deberíamos dirigirnos la palabra.
Pero hablamos y ella me desea, pero nunca me tendrá, no porque yo no lo desee, sino porque hay normas tácitas y un levante en el calle nunca puede salir bien.
Ya he tenido suficiente y aún no son las cinco. Está bien, estoy cansado y he visto de todo.
El rodaje, el encuentro con J, el conocer a Nai, el deambuleo... nada planeado.
Tal vez lo mejor sea dejarse llevar y no aferrarse a las cosas, no vaya a ser que uno les quita así la vida.

Tuesday, October 11, 2005

Civilidad en el supermercado

Martes, por la mañana. A apenas un día de empezar a rodar mi segundo cortometraje del año, hace falta carne. Mucha carne. Para alimentar a todo un equipo técnico. La carne la compran los hombres, dicen, y necesito salir a dar vueltas, la verdad, entonces voy al supermercado.
El trámite de la carne es relativamente veloz. Me dirijo al señor carnicero como si fuéramos iguales, aplico términos con los que sé que me ganaré su simpatía, simulo estar desesperado por comprar lo más económico, utilizo giros verbales de parrillero y hago chistes fáciles. El carnicero compra mi actitud y al empatía es inmediata. Me llevo dos enormes trozos de carne vacuna por apenas cincuenta pesos.
Llego a la cola rápida, de menos de diez unidades, y los eventos impensados comienzan a sucederse.
Una ancianita de incontables años pasa en su silla de ruedas, arrastrada por una ayudante, feliz, con una sarten de teflon italiana aferrada a sus seniles manos.
En la cola, sendas embarazadas/portadoras de niños esperan. Llego al final al mismo tiempo que una mujer con una niña muy pequeña. Le ofrezco el lugar, pero se niega. Insisto, pero ella insiste más. Agradezco y espero. Unos metros más adelante, una embarazada y una anciana pasan por la misma situación. La embarazada invita a la señora a pasar, pero la señora se niega, alegando "no, nena, si llevás pocas cosas, dale". La embarazada no quiere saber nada, desea que la señora pase y finalmente ésta, dirigiendo una enorme sonrisa a la embarzada, se lanza al trote hacia la caja, donde la cajera le dedica otra enorme sonrisa, especialmente para ella.
¿Qué es esto, el mundo de la felicidad y los buenos modales?
Un hombre barbudo, de postura semi dubitativa, pasa caminando, feliz, con una sarten de teflon italiana aferrada a sus peludas manos.
Me acerco a la caja y una de las cajeras, rubia ella pero no natural, me lanza una miarad juguetona, bastante provocativa. Yo se la devuelvo con disimulo, como si fuera sin querer. Hay remeras de mangas cortas y musculosas, hay colores, hay buena predisposición y muchas mujeres en vías de ser madres o aprendiendo a serlo. Hay amor en el aire, sexualidad y erotismo del mejor, ese que está en los detalles más pequeños.
Un hombre bigotón, con los anteojos colgados al cuello, pasa caminando, feliz, con una sarten de teflon italiana aferrada a sus robustas manos.
Y yo que pago mi carne y el vuelto que demora, pero no me importa porque tengo con qué entretenerme. Aparece un empleado administrativo del supermercado, de esos trajeados que van tras escritorios, recogiendo los changuitos y eso me confirma todo: en el supermercado no sólo hay amor y sensualidad, también funciona una extraña democracia.
En las góndolas está el amor, amigos, o será la primavera, que nos hace a todos más civilizados.

Sunday, October 09, 2005

Los quizes y la religion

Resulta que, como buen hijo de familia de clase media alta con orientación pseudo intelectual y bastante de izquierda, la religión me importa un comino. Supongo que debería ser judío por cierta tradición familiar, pero me tiene muy sin cuidado y hasta me da un poco de rechazo. Como buen burgués, también, tengo mucho tiempo de ocio y no siempre lo empleo apropiadamente. Una actividad en la que he incursionado hoy, domingo a la tarde, es de la de hacer quizes, o juegos de preguntas donde se juzga el conocimiento sobre un tema específico. Luego de mostrar mi sabiduría en temas de cine y televisión (entré al hall of fame de Seinfeld y el de los posters de películas), empecé con los quizes de autoauda, o de autoconocimiento. Así, el test de los colores me mostró como alguien determinado a lograr sus objetivos, que necesita del apoyo de una compañera estable o de un grupo y como alguien que cree que la vida debería componerse de experiencias extremas constantes. Resulté ser muy cool en un test de ser cool, aparentemente estoy más cerca de "la calle de la confusión" que de la "calle de la fama" o "el precipicio de la depresión" y el amor que siento por la persona en cuestión en este momento de mi vida es de 31% de intensidad.
El plato fuerte llegó cuando me topé con el quiz de religiones. La propuesta era al menos interesante: respondenos 20 preguntas y te decimos cual es la religión ideal para vos. Yo, que soy un tipo que mezcla el nihilismo total y la esperanza bíblica en fenómenos inexplicables, me vi intrigado. Mi oportuidad de encontrar el camino de la Mentira Organizada, detrás de la cual está la felicidad. La religión es ignorancia, me dije, y la ignorancia es felicidad.
Luego de responder a las 20 preguntas, cuyas opciones eran variadas e implicaban juzgar tanto lo metafísico (Dios, su esencia, su cantidad de encarnaciones, su pasado), como lo moral (el aborto, el divorcio, la homosexualidad) o lo sentimental (amo a la humanidad, la juzgo, me da igual). Estos son los resultados, según lo que me corresponde:

1. Liberal Quakers (100%)
2. Mainline to Liberal Christian Protestants (97%)
3. Unitarian Universalism (97%)
4. Mahayana Buddhism (93%)
5. Taoism (92%)
6. Christian Science (Church of Christ, Scientist) (89%)
7. Theravada Buddhism (88%)
8. New Age (86%)
9. Neo-Pagan (84%)'
10. New Thought (83%)
11. Scientology (79%)
12. Secular Humanism (65%)
13. Bahá'í Faith (61%)
14. Hinduism (59%)
15. Jainism (57%)
16. Orthodox Quaker (57%)
17. Reform Judaism (52%)
18. Nontheist (50%)
19. Mainline to Conservative Christian/Protestant (45%)
20. Sikhism (45%)
21. Church of Jesus Christ of Latter-Day Saints (Mormons) (43%)
22. Jehovah's Witness (35%)
23. Seventh Day Adventist (33%)
24. Orthodox Judaism (24%)
25. Islam (16%)
26. Eastern Orthodox (4%)
27. Roman Catholic (4%)

Una locura, la verdad. Sabía que no sería católico, pero me la jugaba por budista, no por cuáquero. En fin, mientras me pongo el sombrero negro, me dejo la barba blanca y me voy a vivir al campo, les dejo lo que (aparentemente) creo del mundo.
Creencia variable de lo que es Dios, creencia variable en la reencarnación pero siempre centrada en la idea de que Dios es una luz interior en nosotros, el origen de la vida está en verdades que Dios nos da individualmente a cada uno y no todo lo que la ciencia dice es desdeñable o discutible. No se cree en el cielo o infierno o apocalipsis, sino que Dios es amor y es eterno y eso es lo que importa. La maldad es parte de la naturaleza humana y no divina, pero no debemos centrarnos en el por qué sino en como tratarla, ya que ser malo es no ser consciente de la luz interior. No hay dogma ni castigos, la salvación es para todos ya que la luz es para todos. El sufrimiento no es culpa de Satán y no es en sí algo malo, sólo debemos aprender a lidiar con él para llegar a cosas buenas. Se promueve ser abierto con los asuntos corrientes, todos somos libres de decidir lo mejor según nuestra consciencia, aunque se prefiere evitar la violencia.

Amor, amigos. Ese es el mensaje. Me voy ahora, que es hora de estudiar mi nueva religión e internalizarme con ella. Sean felices, hermanos.

Saturday, October 08, 2005

Fin de fiesta

Cuando la cosa no da para más, hay que matarla. Si bien uno nunca está seguro y hasta último momento duda, llega una instancia en la que ya no tenemos ganas de seguir peleando porque el premio no parece valer la pena. Esa determinación llega cuando nos damos cuenta que algo cambió indefectiblemente: se agotó la fantasía, sólo queda tristeza.
Decidí (al menos creo que estoy seguro de que tal vez...) terminar mi relación con J. Y lo hice en una ráfaga de fuego, si eso fuera posible. Lo hice con violencia, con verborragia y, por sobre todas las cosas, con una mezcla agridulce de desazón y alivio. Me gustaría decir que ya no tropezaré otra vez con esa piedra, pero... preguntale.
Como siempre, fui a la fiesta esperando encontrarla pero preparado para desilusionarme. Como siempre, pensé las palabras más hermosas posibles para decirle pero sabiendo que sólo le producirían indiferencia. Como siempre, pensé en seducir y abandonar a sus amigas/conocidas/familiares, con descaro y descuido.
Me embriagué como indica la vieja escuela (mezclando líquidos inrreconciliables), bailé desenfrenadamente entre una multitud muerta de espíritu e histeriquee con toda hembra que me deseara. Y, luego de esperar, me dije "claro, era evidente que no vendría." Entonces elegí un buen target, una de esas mininas que pueden combinar dulzura y cachondeo, una niña que ya había visualizado en los pasillos de la facultad. Anteojos de marco negro, pseudo rubia, habla inglés como si fuera gringa, es bonita pero no lo sabe, a mis amigos no les gusta en lo más mínimo. Era perfecta.
Cuando voy a dar la estocada, zas... me lo dicen, por sobre los hombros: "Tiene novio y es canadiense... igual, es re sexópata." Todo al diablo; yo no compito con anglos y menos le disputo la chica a otro caballero. No me gusta, y menos me gusta nadar contra la corriente.
Depresión y caída. Replanteos. Tristeza. Levanto el celular y llamo a J, manotazo de ahogado. Dejo un mensaje de ebrio, tonto, juguetón donde no hay nada que jugar, vacío. Me arrepiento al microsegundo de haber cortado.
Cansado de estar cansado, me siento en un rincón, a contemplar al desperdicio adolescente envasado en cuerpos que se frotan y se deslizan, pudorosos pero anhelantes. Y entre ellos... sí. J, con su accesorios colgados en el cuello, con su andar cansino, muy impostado. Me mira, me saluda, nota mi infinita tristeza. ¿Qué te pasa? Estoy eternamente triste. ¿Por qué? Qué sé yo, es largo de explicar. Y se va, con su amiga, amarraditas de las manos.
Me levanto, salgo a buscar aire, consigo unas pitadas de pasto. Revivo. Y la salgo a buscar, con fines inciertos. Me la cruzo y sale todo, la llamarada, de adentro, sin procesar. Se ríe, pero pronto su sonrisa se desfigura en mueca de incomodidad y de espanto. Sufre, y creo que me gusta, pero en realidad no me gusta porque inmediatamente me pregunto por qué tenemos que llegar a esto para que los dos sepamos cuántos nos queremos.
"Al fin conozco a una persona más egoísta que yo, sos el castigo de Dios para mí por ser como soy", "Necesito saber si me deseas o no porque no quiero perder más el tiempo", "No sabés el trabajo que me costó ignorarte durante tres días seguidos, a mí no me sale tan bien como a vos hacerme el indiferente; me muero de envidia", "Te lleno de palabras hermosas y te chupa un huevo, siento que no tengo manera de llegar a vos, mis palabras no valen nada", "Me decís de hacer algo pero sé que no me vas a llamar, no tenés ni la consideración para decirme que no tenés ganas o que estás cansada, preferís mentirme", son algunas de las frases que le tiro, casi sin pensar.
Ella tiene miedo. La está pasando mal. No me gusta, pero necesito que escuche lo que ella no quiere que le digan.
"Me quiero ir, quiero ir a bailar, me estás quemando la cabeza, hablamos en otro momento" argulle, queriendo huir.
"No va a haber otro momento", explico, "y no te vas a ningún lado, porque no terminé con vos todavía."
Y cuando quiero reaccionar, ya se pudrió todo y estoy más triste que antes y pierdo el control y hago lo peor que podía hacer. Con ambas manos tomo su cara y acerco mi boca a sus labios, como si un beso lo borrara todo. Grave error, rechazo terminante. "Te crées que con un beso lo arreglás todo... por qué no me lo diste al principio." Y tiene razón.
Pero ya es tarde, porque cuando los planteos ocupan la escena se muere el deseo. Es la muerte del costicismo. Cuando a uno le lleva tanto tiempo explicar qué anda mal y encima no es comprendido en lo más mínimo, las ganas de tocar, de sentir, de querer, se apagan. Es enormemente desolador, pero a la vez trae calma. Es muy relajante no desear más a un objeto doloroso.
Y me voy, enojado pero energético. Algo cambió. Manejo a velocidad y pienso en ella, pero no ya con amor sino como un vacío que hay que llenar. No puedo predecir qué va a pasar, pero algo del orden del afecto se murió.
Es hora de buscar un nuevo amor. Uno sano, un lugar donde estar bien, donde no discutir.
Basta de chicas conflictuadas que no saben lo que quieren. Necesito un respiro.
Cuando llega el trágico fin de fiesta, no queda otra que irse a dormir y soñar con las cosas buenas que van a venir.

Friday, October 07, 2005

Saber hablar y saber callar

El gran dilema de la humanidad es decidir si las cosas hay que decirlas o hay que callarlas. Todos queremos decir todo, pero es sabido que la sinceridad no siempre es buena. Hay mujeres que nos dicen que prefieren a los hombres sinceros, pero difícilmente toleren cuando su amorcito honesto les diga "Bichi, tenés unos kilos de más". Entonces, es la decisión personal e íntima de uno mismo si se pretende que el mundo escuche lo que uno tiene pare decir. Si al mundo le importa un bledo, ya es otro problema.
Haré un paréntesis para la postura corporal y la determinación. No es lo mismo decir nuestras verdades timoratamente que decirlas con la frente en alto, embanderando nuestras creencias. Es como fumar marihuana en espacios públicos o encarar mujeres: si lo hacemos con seguridad y altanería, saldremos ilesos y victoriosos; si mostramos nuestras dudas y flaquezas, varias bajas caerán en combate.
Entonces practiqué ambas variantes, de modo de probar dónde se hallaba la verdad. Esto es lo que ocurrió.
a) Decir la verdad: estaba uno, es decir yo, en una situación social donde la gente estaba reunida en torno a una mesa, consumiendo cigarretes y mate con ginebra (!!). Uno, es decir yo, no le hacía asco a nada. Entonado por mi nueva onda "al natu" (término ya incorporado a mi vocabulario), en medio del evento, miro a L, jovencita con la que tuve un mini affaire, y le digo: "Vos sos re moralista". Cara de estupefacción, espanto, desprecio. "No, pero no te pongas mal, sólo que tenés opiniones muy tradicionales". Más desconcierto, incomodidad, malestar. "Vos no me conocés" me dice, y tiene razón. Movido por la confianza y por nueva política, dije lo que pensaba. Y estuvo fuera de lugar. Punto en contra.
b) Callarse la boca: Harto ya de estar harto de mi esquizofrénica relación con J (también conocida como J-Lo), apliqué la famosa estrategia de ignorar al objeto de deseo. Ergo, luego de un sincero mail donde yo me definía como un "millonario sentimental" que invierte su capital (el interés amoroso) en algo que trae pérdidas, sabiendo que algún día ese interés se acabará, hice silencio. No llamé más, no más mensajitos de texto, no más nada. Y ella apareció, con un llamado para "ver cómo andaba". Y yo "chau,chau", estaba en una reunión. Que la voy a llamar luego, pero no, jamás, que sufra, que ruegue, que venga a buscarlo si lo quiere. Y a la noche nos cruzamos y mirada fulminante y "por qué no me llamaste" y yo "me colgué" (mentira) y más mirar para el otro lado.
¿Qué quería yo en realidad? Decirle todo, que me rompe las pelotas sus idas y vueltas, que ella es en realidad un objeto hermoso pero inútil (frase violenta, que rondaba mi paladar), que soy débil a sus encantos pero que tengo orgullo, que no me van a pasar por encima, que no soy un juguete de nadie, que hago lo que yo quiero y no lo que me dicen.
¿Qué hice? Me callé la boca, me hice el indiferente. Logré que le duela. ¿Gané? Sí. ¿Estoy contento? No. No obtuve nada, sólo un gran vacío. Punto en contra.

¿Cuál es la conclusión? No hay conclusión. Todo falla, no hay planificación que valga. Nuestras posibilidades son de 50/50. Hay que jugársela. Ser sinceros cuando tenemos ganas y hacernos cargo de las consecuencias. Callarse la boca cuando así lo sintamos, pero aprender a vivir con el resultado de ese mutis.
La vida es una gran montaña rusa en la que es imposible no vomitar por un costado. Sépanlo, atesórenlo y escúpanselo en la cara a sus nietos, a ver si alguien aprende algo de tanta experiencia malgastada.

Tuesday, October 04, 2005

Marcos, el enmascarado de Algodon

Oscar Wilde era un hombre muy inteligente, pero aún así no logró evitar que la chusma se apropiara de esas maravillosas frases sarcásticas que a él tanto le gustaba pronunciar. Una de ellas me resulta ideal para este momento y, como buena chusma que soy, la reproduciré. "La vida es algo demasiado serio como para tomárselo seriamente", rezan sus palabras.
Y sí... es verdad. Porque cuando uno se quiere tomar en serio a las cosas de da cuenta de que son un gran chiste, una broma de dudoso gusto. Que el presidente actual del país más poderoso del mundo sea una caricatura de las películas de cowboys de hollywood de los años 20 no representa un ejemplo menor. Pero hay otros ejemplos, y en particular uno que es digno de mención.
Chiapas, México. Entre las frondosas selvas habita un ejército de combatientes encapuchados, que exigen el respeto al pueblo, que es a su vez "la dignidad rebelde, el corazón olvidado de la Patria". El Ejército Zapatista de Liberación Nacional aparece ante todos como un gesto extremo de rebelión contra los modelos actuales y contra la deshumanización y la falta de respeto por las tradiciones. Su líder y "cara visible" es el Subcomandante Marcos, quien, a fuerza de persistencia y determinación, ha perdido el status de guerrillero y ha ascendido al de "celebridad" o "figura pública". Incluso se habló de hacer un amistoso entre los soldados de Marcos y el Inter de Milán, equipo poblado de argentinos.
Ahora viene lo gracioso. México es uno de los países con mayor historia de Catch. Durante todo el siglo XX y lo que va del XXI, las multitudes coreaban a los enmascarados, que se esnfrentaban y se enfrentan por décadas sobre el cuadrilátero, alimentando mitologías y fantasías masivas. Son como dioses y demonios sagrados y en sus peleas se define la religión, la historia, el presente y el pasado. Por eso no pueden quitarse las máscaras: el público no quiere ver hombres detrás de esos cuerpos robustos, ni quiere tener empatía. Quiere ver a la bestia milenaria, al mosntruo sagrado, al dios misericordioso.
Estos luchadores y galdiadores tuvieron su apogeo en la década del 50 y parte del 60, cuando llegaron al cine. El ejemplo más tradicional es Santo, el enmascarado de plata, que peleó a la largo de décadas contra animales, mutantes, monstruos y aberraciones de todo tipo. Santo jamás se sacaba la máscara: si iba a una fiesta, llevaba smoking y máscara; en la playa, era traje de baño con máscara; en la ducha, con máscara. Dudo que incluso en el set de filmación se viera al actor sin su disfraz. Sólo a su muerte se reveló que Santo se llamaba en realidad Roberto Guzmán Huerta.
Tomemos al Subcomandante Marcos y su eterno pasamontañas, y sus arengas populares, y su rol en el imaginario social. ¿Es tan extraño que tengamos en México a un enmascarado como emblema popular de fuerza y coraje? No, en absoluto. La tradición se filtra siempre, lo querramos o no. Marcos es hijo del catch y de la lucha libre, así como nostros somos hijos del dulce de leche, o de la birome, o incluso de Carlitos Balá o Pepe Biondi.

Monday, October 03, 2005

Teenage wasteland

Es lunes a la mañana y yo no sé qué hacer. Es una de esas mañanas negrísimas, en las que uno siente que hay mil cosas para hacer pero se queda estático. Y uno se deprime, pero más por deporte que por otra cosa. Son esos momentos en los que uno planea mandar todo a la mierda y vivir una vida nómade, inmaterial. Mentira.
Tengo que hacer mil llamados y no deseo hacer ni uno. Tengo que cerrar un montón de cuestiones y no me apetece cerrar nada. Tengo que regañar a quien no cumplió con sus promesas, pero no soy el padre de nadie. Y hacer cosas productivas y aprovechar el día, pero no, no quiero, quiero holgazanear impúnemente y reir, y dejar las horas pasar en nada.
Ayer un domingo atípico, el segundo consecutivo. Salidas nocturnas como si fuera sábado y asados, y vinos y picadas y desenfreno adolescente. Y yo en personaje, batiendo las brasas del fuego como un señorito británico. Y Facu que me dice "abandoná ese personaje, ya lo superaste", pero no, como lo voy a superar si ya es parte de mí, si es mi escudo contra tanta mediocridad juvenil y tanto pendejo malhablado.
Y miro al ambiente y me siento con ganas de saborear a una chica normal, no de esas adulteradas. Y justamente encuentro chicas normales y les hablo, con un tono juguetón, armas de seducción, e histeriqueo como quien no quiere la cosa. Y no me doy cuenta qué está pasando en serio y qué es pura fabricación de mi cabeza y lo estoy disfrutando. Y caen los padres de la dueña de casa y yo que saludo ocho veces y el padre que me dice, sonrisa apretada entre dientes, "ya me saludaste".
Y morcillas frías comidas a destiempo. Y el "nos vamos que tenemos yoga mañana" pero hoy ya no hay ganas. Nunca hay ganas de nada el lunes a la mañana.
Y la atención fijada en esas caderas grandes y en ese corpiño (fea palabra, pero no parece haber opción a su uso) que se asomaba entre una remera demasiado amplia que habita una casa con dejos de diseñador de ambientes. Y la suma de todos los consumos, más la suma de todos los deseos, más las ganas de jugar el juego. Y lo juego, entre mis sábanas, completando lo que quedó inconcluso o lo que simplemente no debía concretarse.
Pero hoy yo es lunes. Hoy es vigilia pura. Y soy devuelta un desperdicio adolescente.

Saturday, October 01, 2005

Scott Fitzgerald

"Su talento era tan natural como el dibujo que forma el polvillo en un ala de mariposa. Hubo un tiempo en que él no se entendía a sí mismo como no se entiende la mariposa, y no se daba cuenta cuando su talento estaba magullado o estropeado. Más tarde tomó consciencia de sus vulnerables alas y de cómo estaban hechas, y aprendió a pensar pero no supo ya volar, porque había perdido el amor al vuelo y no sabía hacer más que recordar los tiempos en que volaba sin esfuerzo."

Ernest Hemingway, sobre Scott Fitzgerald, en Paris era una fiesta (A moveable feast, 1964).

"And as I sat there brooding on the old, unknown world, I thought of Gatsby´s wonder when he first picked out the green light at the end of Daisy´s dock. He had come a long way to this blue lawn, and his dream must have seemed so close that he could hardly fail to grasp it. He did not know that it was already behind him, somewhere back in that vast obscurity beyond the city, where the dark fields of the republic rolled on under the night.
Gatsby believed in the green light, the orgastic future that year by year recedes before us. It eluded us then, but that´s no matter - tomorrow we will run faster, strech out our arms farther... And one fine morning -
So we beat on, boats against the current, borne back ceaselessly into the past."

F.Scott Fitzgerald, The Great Gatsby (1925).

"There are all kinds of love in this world, but never the same love twice."

F.Scott Fitzgerald

"Writers aren't people exactly. Or, if they're any good, they're a whole lot of people trying so hard to be one person. It's like actors, who try so pathetically not to look in mirrors. Who lean backward trying - only to see their faces in the reflecting chandeliers."

F.Scott Fitzgerald, The Last Tycoon (1941).